Hemos comenzado 2021 con un divertido ajuste de cuentas con el pasado por parte de dos antiguos componentes del grupo Amset, que dos décadas después de sus tiempos de gloria (e infierno) en la escena musical nacional revelan cómo fue aquella peripecia tan convulsa y agitada. La banda fue la primera en probar el lado negativo de las redes sociales y el objeto de una agria campaña por parte de los seguidores del Metal español, que no perdonaron ni una a la joven formación.

Para quienes no les recuerden o ubiquen, he aquí una pequeña biografía:

«Uno de los acontecimientos más relevantes del año 2003 en el panorama del Heavy local fue la aparición de la compañía independiente Rimer Rock. Su fulgurante irrupción en nuestra pequeña industria del Metal español resultó todo un acontecimiento, siendo Amset el grupo “fetiche” elegido para comenzar su andadura.

La banda llevaba funcionando desde el año 2000 por iniciativa de Ricardo Sánchez “Richy” (voz y guitarra) e Ismael Filteau (teclados y coros), a quienes terminaron sumándose Plaga (guitarras), Javi (bajista) y Manu (batería). Con esta formación entraron a grabar su disco en los estudios Verosound, de Eurovillas (Madrid), bajo la producción de Fortu “Obús”. Posteriormente el álbum fue mezclado en Bilbao por Carlos Creator, con lo que se aseguraba un producto profesional al máximo.

La propuesta musical de Amset era original y única en el panorama patrio. Hacían un Heavy Metal teatral y sangriento, con toques de Alice Cooper en lo musical y una adoración por WASP que les llevó a adaptar al castellano su clásico ‘Love Machine’ -aquí traducido como ‘Tu máquina del amor’-. La imagen de Amset era entonces una trabajada mezcla de la estética de Gwar, Manowar y el grupo de Blackie Lawless, por poner tres ejemplos significativos. El planteamiento era claro: música fresca y de calidad para un público muy joven, huérfano de referentes nacionales en la línea del llamado Shock Metal. La fórmula se ampliaba con una puesta en escena llena de efectismos y una estética del horror muy elaborada, en la que el maquillaje y la ropa eran partes fundamentales.

Los medios desplegados para el lanzamiento promocional del quinteto madrileño fueron tales que pronto se suscitaron muchas suspicacias y, sobre todo, envidias. Pocas veces se había visto una campaña tan generosa en torno a una banda tan joven. La fiesta de presentación fue un buen indicativo de lo que se avecinaba. El vídeo de su single ‘Necronomicón’ se regaló en las revistas especializadas del género y durante meses abundó la publicidad de su disco en toda clase de medios, ya fueran o no de Heavy Metal. Esto provocó un recelo injusto hacia el grupo, que en ocasiones se vio desbordado por la presión. Meterse con Amset se convirtió para muchos en un ejercicio gratuito de sadismo, al que por fortuna la banda parece haber sobrevivido sin demasiadas heridas.

Durante aquel agitado 2003 Amset inició una serie de presentaciones a cual más ambiciosa: salas Aqualung y El Sol en Madrid, festival “Unidos por el Metal” en La Cubierta de Leganés e incluso el festival Lorca Rock. También rodaron un nuevo vídeo, “Samael” y desarrollaron una actividad promocional intensísima. Su popularidad creció de forma muy rápida. El precio de su CD, sensiblemente más bajo que el de otras referencias, ayudó a difundir su música.

Su buena estrella no parecía tener fin, ya que hasta la gira que Deep Purple realizó por España en el otoño de aquel mismo año se cruzó en su camino. Dicho y hecho, el sábado 25 de octubre abrían en La Cubierta de Leganés un cartel protagonizado por sus inseparables Obús y la leyenda del Rock Duro británico.

En 2004 Amset giró como soporte de Obús, compañeros de lujo en su misma disquera y maestros perfectos para irse soltando en directo. Junto al grupo de Fortu actuaron en la entrega de premios de la revista ‘Heavy Rock’, en un cartel del que también formó parte Beethoven R.

Tras la resaca de su debut, la banda depuró sus formas musicales de cara al segundo CD: ‘Katarsis’. El álbum fue producido por los siempre efectivos hermanos San Martín en sus estudios Sonido XXI, de Esparza de Galar (Navarra). Una vez más Amset contó con el apoyo decidido de su discográfica, que promovió abundantemente su primer single: «Ciudad del mal».

‘Katarsis’ seguía incluyendo temas comerciales, ahora más elaborados, con una instrumental homónima que dividía el disco en dos partes y un tema-bandera titulado como la propia banda.

El disco supuso el estreno de su nuevo guitarrista, Aitor “Junior”, quedando Richy únicamente como vocalista. Los cambios no se limitaron a este fichaje, ya que también se modificaron el logotipo y la imagen del quinteto. Su nueva estética es una mezcla de la primera etapa de Mötley Crüe, algo de siniestrismo y un tanto más de la influencia visual de Marilyn Manson durante la década actual.

Poco a poco Amset entró en un circuito de actuaciones más acorde a su naturaleza de grupo joven (salas pequeñas, aforos medianos), tocando con regularidad y desarmando los prejuicios creados en torno a ellos. Hacia 2005 se produjo asimismo la entrada de un nuevo batería, Pablo. Pronto llegaría su siguiente disco, con el mundo del terror como concepto a desarrollar».

Meses después de esta reseña biográfica Amset publicó en enero de 2007 el álbum «Suspiria (Anatomía del Miedo)». La formación terminó desapareciendo del panorama ante el lastre de un pasado demasiado condicionado, mientras sus músicos buscaban nuevos objetivos con los que redimirse de sus «pecados»… si es que los hubo.

Leo Cebrián Sanz