Uno de los grandes nombres del Rock argentino moderno es Gustavo Cerati, una figura muy poco conocida en España pese a la impresionante popularidad que tuvo en toda Latinoamérica al frente de su banda Soda Stereo. Su trágica muerte hizo de él un mito absoluto y convirtió su figura personal en objeto de permanente culto «a la argentina», llegando a ocultar durante un tiempo el legado de su obra artística. Tenía sólo 55 años cuando fue enterrado en su Buenos Aires natal.

Los cuatro años de coma tras el accidente cerebral sufrido en Caracas en 2010 fueron un duelo permanente para sus miles de fans en el continente, que vivieron con dolor aquel proceso hasta su fallecimiento. El tiempo va poniendo las cosas en su sitio y es ahora cuando se empieza a analizar lo verdaderamente importante del genio: su aportación artística, la obra discográfica legada y la actitud de Cerati sobre el escenario, tan imitada por un par de generaciones de músicos «modernos» de los países del centro y sur de América.

Soda Stereo llegó a tocar en España en una breve gira de cuatro fechas en 1992, pero su mezcla de The Talking Heads y Radio Futura -por ubicar a bote pronto a los más despistados- nunca encontró un mínimo interés de carrera comercial en Europa por parte de las multinacionales para las que grabó la banda: Sony Music y Columbia Records. Quizás esa misma ceguera sea la que explique la ausencia de música del grupo en el documental «Un hombre alado», disponible en España en la plataforma Filmin. Tampoco suena nada en el metraje de la carrera en solitario de Cerati, que siguió vinculado a Sony en su etapa como artista individual.

Felipe Restrepo firma un documental fechado en 2020, de una hora y doce minutos de duración, basado principalmente en las opiniones de sus compañeros músicos, técnicos del equipo con el que solía trabajar y personas lo bastante vinculadas a Cerati como para que su testimonio resulte fiable a la hora del perfilar el retrato de la figura tributada. Uno de ellos es, por ejemplo, el director cinematográfico con el que se inició el cantante y guitarrista en las lides de la ficción filmada.

Algunas bellas ilustraciones y animaciones en color sirven de puente a los fragmentos de testimonios, que el realizador salpica con versos escogidos de las letras de Gustavo e imágenes de autor de intención elíptica y artie. La escenografía de los encuentros con quienes opinan y recuerdan resulta un tanto recargada en ocasiones, aunque lógica y hasta cierto punto justificada si consideramos el espíritu de Indie Rock latinoamericano con el que Cerati y Soda se identificaron. Vanguardia, modernidad y riesgo estético, tanto en la música del artista como en su traducción a fotogramas por parte de Restrepo.

El desconocimiento generalizado de Soda Stereo en España sigue demostrando lo culturalmente lejanos que a veces estamos quienes compartimos una lengua, pero la disponibilidad en nuestro país de este trozo de divulgación musical argentina sirve precisamente para abrir una nueva brecha en ese muro de ignorancia. Ahora lo que queremos es conocer más del fenómeno Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. ¿Será mucho pedir que los programadores de estas plataformas nos hagan un poco de caso?

Leo Cebrián Sanz