Desde hace algunas semanas está disponible en España en uno de los nuevos canales de pago de emisión por Internet la película documental ‘We are Twisted F***ing Sister’, realizada por Andrew Horn en 2014. Este largometraje de amplia duración (dos horas y cuarto) se emite en la cadena de streaming multimedia Netflix, que desgraciadamente es muy poco proclive a incluir en su catálogo material musical que no sea de estilos masivos o figuras históricas del pop y el rock.

El aliciente de poder visionar este detallado reportaje sobre los inicios de la banda neoyorkina reside en la posibilidad de seguir el relato con unos subtítulos adaptados al castellano de España. Se trata además de uno de los mejores ejemplos de cómo abordar la trayectoria de un grupo desde su protohistoria, con abundancia de opiniones de los protagonistas del momento y una profusa documentación gráfica y de imágenes.

Los numerosos seguidores de la banda liderada por Dee Snider y Jay Jay French tienen acceso a aspectos poco o nada conocidos de los primeros años de lucha de Twisted Sister. Algunos de los momentos más sublimes de la narración los encontramos en los montajes de sus conciertos con los que provocar a la audiencia (con especial mención a sus campañas contra la música disco), su enorme capacidad de trabajo y la ubicuidad con la que se movían por su área local en la costa Este estadounidense.

A diferencia de otras iniciativas de este tipo, ‘We are Twisted F***ing Sister’ no peca de culto al «sueño americano». Más bien al contrario, el documental refleja muy bien la amargura y el sentimiento de derrota que durante muchos años planeó sobre una de las formaciones más voluntariosas del glam-rock estadounidense. Hay gestión emocional del fracaso, pero hay también, por supuesto, una demostración constante de la adicción al vitalismo y la positividad por parte de los creadores de ‘Under the blade’ o ‘The price’.

Recomendamos su visionado tanto como el de cualquiera de los «docus» o series divulgativas realizadas por nuestro adorado Sam Dunn. De ese nivel hablamos cuando lo hacemos de este dignísimo tributo a TS.

Leo Cebrián Sanz