No hay como coger el toro por los cuernos y aclarar el asunto de las etiquetas musicales con el título de un disco. ‘Hard Rock Blues Metal’ es la denominación identitaria del nuevo álbum del grupo madrileño 43 Grados, del que ya conocíamos su anterior trabajo: “Años Perdidos”, publicado en 2019. Aquellos ocho temas contaban con la voz femenina de Blanca López, de la que ahora han prescindido de forma parcial en favor de una mayor rudeza vocal e interpretativa -100% masculina salvo en algunos coros-.

Tras una maqueta de 1997 -“Días de Melankolía”- y el citado debut oficial, el ya dúo formado por Ace Tregunna (voz y guitarras) y Johnny P. (guitarras y coros) regresó el pasado año con una grabación de ocho pistas en la que también colaboraron amigos músicos como Ernesto Martín (bajo), Alberto Cordero (armónica), Kross Karver (coros y voces), Ernesto G. Almodóvar, Nacho Gumi y Miguel A. Pulido y la citada Blanca (coros). Tregunna aportó algún puntual bajo y se encargó de la producción, firmando junto a su compañero todas las letras y músicas del nuevo repertorio. Por su parte, la masterización corrió a cargo de Sergio Salcedo en el Estudio Cronosound. Bass Record Production ha publicado ‘Hard Rock Blues Metal’ incluso en LP y cassette.

Estos dos forajidos de 43 Grados que llevan juntos desde el año 1995 se han hecho muy presentes en estas pasadas Navidades, ya que nos han regalado un villancico no incluido en su última placa. “Huele a Navidad” sigue pues la estela de su último cancionero, cuyo orden en el CD es el siguiente: “Danza de la muerte”, “Nunca me quieras” (segundo single), “Ojos de serpiente” (primer sencillo), “El inquisidor”, “El blues del esclavo”, “Noches en el más allá”, “La horca” y “Para siempre”.

A veces pueden sonar tan oscuros e intensos como el Pshycobilly o una banda sonora de Sergio Leone para un spaghetti-western. Además de las influencias reconocidas desde el propio encabezamiento de su última obra, el Punk y el Garaje asoman también por la puerta del local de ensayo de esta singular formación. Johnny Cash o The Cramps también parecen formar parte de su atípica colección de cromos, en la que incluso hay guitarristas propios del Rock Gótico y la parte más siniestra de esta cultura.

Leo Cebrián Sanz