Necesitamos cantautoras rockeras como esta alicantina que trata de abrirse camino en la capital. Tamara Martínez es quien ha decidido teñir de femenino un cierto Rock callejero ausente de contraste de género. Cumple con ciertos cánones al uso -vive en el capitalino barrio de Lavapiés-, pero hay más originalidad que emulación en su propuesta.
En julio de 2015 avanzó su primera maqueta con «Esa puta canción», tema por cierto incluido en su reciente estreno en disco largo: «Arqueología de una Ola». Hace ya cinco años pues que inició su rodaje por salas rockeras como las ya desaparecidas Jimmy Jazz y Hebe, antes de dar el salto al circuito de otros locales más cercanos a la copa tranquila de un público sentado y atento a la escucha.
Nuevos clubes eléctricos se sumaron a su desempeño en vivo y de hecho su voz ha sonado en diversos escenarios, unas veces en solitario y otras acompañada de banda. Adormidera se ha definido por lo tanto como una artista claramente orientada al directo, que no ha dudado en apoyar causas solidarias y la alternativa de los centros sociales.
Tamara ha hecho conciertos acústicos y en 2016 llevó su guitarra hasta Oporto (Portugal). En julio de 2018 ganó el certamen FestiKas en el madrileño distrito de Vallekas y poco después lo celebró en plena Plaza de Cascorro con motivo de las fiestas de San Cayetano, en Lavapiés. También lo hizo en los festejos de los barrios de Aluche y Malasaña, como buena madrileña de acogida que ya es. Fuera de la Comunidad ha actuado en Albacete.
Desde noviembre de aquel año se incorporaron a su aventura artística el guitarrista y arreglista Samuel Martínez y el teclista Aníbal Vega, a quien han acompañado en la grabación el bajista Javier Prieto y la batería Julia Gil.
El primer single de «Arqueología…» fue «Amor y vino» y luego llegaron los videoclips de «Polvo de estrellas» y «Verde». Colaboró con Sínkope en su tema «El carro de la vida» en versión confinada y Vito le ha devuelto el favor en uno de los suyos: «Rojas piedras».
Leo Cebrián Sanz