LUJURIA

LUGAR: Multiforo Cultural Alicia
CIUDAD: México D.F.
FECHA: 20 de septiembre de 2014

Lujuria es otra de las bandas que se ha atrevido a cruzar el charco y dar una satisfacción a sus seguidores mexicanos. Seis fechas en nueve días y la segunda, entre Monterrey y Puebla, tocaba en el Distrito Federal.

La sala elegida fue ‘el Alicia’, un mítico lugar que funciona desde 1995 y por el que han pasado en sus primeras visitas a la República nombres tan grandes como Manu Chao, Ska-P, Albert Plá o Fermín Muguruza. Pero aunque este local ha recibido a lo largo de su historia a más de tres mil artistas y se le han dedicado frases como que ‘es crisol y ventana de distintas tribus urbanas y de fenómenos culturales callejeros’ o que se trata de un ‘laboratorio de culturas subterráneas’, lo cierto es que resulta ser un antro decepcionante en cuanto a comodidad para los músicos (tuvieron que salir vestidos desde el hotel), condiciones acústicas y bienestar del espectador, sin contar con el mal trato que el personal dio a los profesionales. Para muestra dos botones: nuestra fotógrafa en ningún momento tuvo facilidades para hacer su trabajo, con ‘toques’ y amenazas incluidas, y a uno de los cantantes invitados al escenario por Lujuria le tocó esperar un buen rato en la calle hasta que le permitieron el acceso.

Las entradas no eran baratas para la economía del país: 350 pesos anticipada y 400 en taquilla (‘preventa’ y ‘el día’ en el lenguaje habitual aquí), o sea, unos 20 o 23 euros; a pesar de lo cual la asistencia fue aceptable si bien la sala es pequeña. Al estilo español cuando hablamos de convocatorias heavies, mayoría abrumadora de hombres sobre mujeres.

Y el lector dirá: ‘¿Qué pasa, que no empieza el concierto?’ Sí, claro, con «Mozart y Salieri», «Jekyll & Mrs. Hyde», los seis sobre el escenario y todos los de abajo dando saltos como locos. Antes de «Sin parar de pecar», las primeras palabras de Óscar son para recordar a la gente del estado de Baja California Sur que, tras el huracán de unos días atrás, tan mal lo está pasando.

Las letras en general y el comienzo de «Sperman» nos recuerdan otro vicio y echamos una carrerita a la entrada para fumar un cigarrillo y observar que hay un cartel que promete autógrafo de los artistas si compras merchandising oficial porque -en México nunca fallan- también hay un puesto de venta con camisetas ‘no autorizadas’ de Lujuria junto a la sala.

«Dejad que los niños se acerquen a mí» da paso al tema que da título a lo último («Sexurrección») de los metesacagovianos, como los nombré hace casi veinte años. A estas alturas ya ha volado una gran bandera tricolor hacia el cantante, que la muestra ante el delirio general. Para introducir «Traidores y criminales contra nosotros batallan», del infravalorado disco «Y la yesca arderá», Óscar cuenta que nunca antes la interpretaban fuera de Castilla pero que ya es hora, y hace cómplices a mexicanos, y a Latinoamérica en general, de los comuneros castellanos con inteligentes recursos.

«Cinturón de castidad» precede a «Cadena perpetua», que me parece la más coreada hasta este momento. Chepas aporta el lado rocanrolero de la guitarra mientras que la excelsa técnica de Manu Seoane le da y le sobra para atender a sus labores y, a la par, ser el más sonriente, el más simpático sobre las tablas. Maikel aporrea con fuerza y el último fichaje, Santi Hernández, le sigue al bajo con solvencia gracias a su dilatada carrera previa con Posesión, Dr. Jekyll, Mr. Rock y Eden Lost. A Ricardo se le ve muy tranquilo aportando lo suyo a las teclas y Óscar, son su ronca voz habitual, ataca con «Cae la máscara».

Llega el momento que servidor siempre espera con más ganas en un concierto de Lujuria: la interpretación de algo de su primer disco. Esta vez me tendré que conformar con el hit «Estrella del porno». Y ahora nos presentan a dos figuras del Rock mexicano: Juan Bolaños (Barktok, ex Luzbel) y Carlos Alanis (Next). El frontman segoviano tiene el detalle de sacar sus propios vinilos de estos grupos para que se los firmen públicamente y entre los tres cantan «Corazón de heavy metal» hasta acabar abrazados. El público de este lado del Atlántico, como es costumbre, ha agasajado hasta la saciedad a otra banda española, Lujuria, que despide su actuación capitalina con «Joda a quien joda» y la expresión que más ha gustado a Óscar de estas tierras y no se cansa de repetir: ‘¡A huevo!’

Jon Marin