Necesitamos a más héroes como Kabir, el propietario junto a su madre del único bar de Rock Duro y Heavy Metal que resiste en la muy turística ciudad gerundense de Lloret de Mar. Este catalán de origen hindú se pone cada tarde su gorra de Suicidal Tendencies y su cazadora vaquera llena de parches para abrir este singular local de la calle Costa de Carbonell (número 28), desde el que atruena una impecable selección de clásicos de los géneros musicales que le apasionan.

El Bar Rocky está situado en la ruta que siguen los adolescentes británicos camino de las discotecas en las que se desfogan salvajemente, pero Kabir permanece inmutable a este trajín y ha convertido su establecimiento en un oasis de diversión rockera para quienes huyen del alcohol barato y la música “basura”.

Como amante de los sonidos más puros (y también extremos) del Metal en su conjunto, Kabir tiene instalado un plato para “pinchar” los vinilos que le apetece escuchar en cada momento. Con la intención de que la clientela identifique lo que está sonando, este camarero y al tiempo DJ coloca la portada del LP en un marco bien visible, justo debajo de dos de los logotipos que él mismo ha pintado (Black Sabbath y Deep Purple). Un gran armario esconde la colección de discos que dan personalidad al Rocky, una marca de personalidad propia que también se verifica con la rotación de vídeos musicales y conciertos que programa en su pantalla de televisión.

El resto de las paredes del bar rinden pleitesía a Led Zeppelin, AC/DC, Judas Priest, Mötörhead, Saxon o Accept, como homenaje a los clásicos y referentes de nuestra cultura. A efectos de degustación culinaria recomendamos la hamburguesa ‘Painkiller’, que sabe a gloria mientras escuchas a Halford y KK Downing. Pequeños cuadros de portadas, fotos promocionales de las bandas y reproducciones de guitarras a escala adornan los rincones de este “santuario” del ocio cultural.

Y en efecto, también hay ‘Englisg breakfast’ para la apertura del Rocky durante las mañanas en que atiende la señora madre de Kabir, pero la clientela del bar es sobre todo heterogénea y amante de la música. Su terraza es el reflejo del buen ambiente que se vive en este milagro de la hostelería local. Kabir nos atendió con enorme amabilidad y simpatía, complació nuestras “peticiones del oyente”… ¡y hasta nos enseñó e hizo escuchar orgulloso algunas grabaciones del grupo en el que canta!

Leo Cebrián Sanz