Resulta inevitable ver a Chus León como nuestra Carole King/Joni Mitchell particular, porque la falta de referentes femeninos para este tipo de canción en castellano la convierte en un caso muy particular. Se trata de una cantautora -de eso no cabe ninguna duda-, pero Dios nos libre de equipararla con los tópicos políticos de los años 70. La sofisticación de su estilo y el dominio del inglés la destacan por encima de la media, con una elegancia que no va con los tiempos (y así debe ser). Nos recuerda un poco a cuando Ana Belén hizo sus cosillas con el repertorio de Kurt Veill.

En la producción, el piano, los arreglos y las segundas voces hay una persona fundamental en todo este lío, Gito Maletà, «el hombre al piano» que todo solista querría para sí. Mabel Ferval toca la flauta travesera en «Gata de la ciudad», mientras que por aquí y por allá sale el nombre de Juan Olmos como apoyo fundamental en este ‘Face to Face’. Esta vez el cantante de Antigua demuestra su versatilidad en la producción de la pista final, «Trigo Limpio», además de cantar «El tren de las diez» junto a Chus, aportar sus coros en varias de las composiciones y redondear el trabajo conjunto con el proceso de mezcla y masterización en sus propios estudios.

También nos sorprende favorablemente ver la autoría de Mariano Gómez en la música de tres de los temas de su selección de once canciones: «Gata…», «El tren…» y «Por tu condena». «Sola en la ciudad Blues», «Niña de amor» y «Trigo limpio» son los otros dos títulos en castellano, que se alternan en el listado de canciones entre los versos en inglés.

Canciones como ‘Godspell to dad’, ‘Ey Little Joe!’, ‘Here in paradise’, ‘New Orleans’ o ‘Moonstone promise’ son el tributo que Chus brinda a sus años de formación artística en los Estados Unidos. En aquel país se empapó de los estilos más dados a la luz cenital, como el Blues, el Soul, el Jazz, el Folk y la música Americana de raíces.

Las obras que preceden a este ‘Face to Face’ son «Llueve en la Calle Magnolia» (2018) y «Nacida para Soñar» (2013). Apetece escucharlas tras conocer la óptica artística de este nombre propio tan inexplicablemente poco conocido. Pero bueno, como dirían The Blues Brothers, estamos aquí para una «misión divina»… y esa predestinación consiste descubrir a artistas como Chus León.

Leo Cebrián Sanz