La historia del Rock español está llena de pequeñas gestas que el paso del tiempo ha sepultado bajo la capa del olvido. Una de ellas fue la de Núcleos, un grupo cercano a la música progresiva, muy representativo de lo que se cocía en los locales de ensayo más vanguardistas a comienzos de los años 70. Esta mezcla de músicos madrileños y andaluces comenzó como In Group a finales de la década anterior, pero fue el fichaje por el sello Fidias en 1971 el que llevó al factotum de la independiente, el periodista José Luis Álvarez, a plantearles un cambio de nombre. El también locutor ejerció además de productor en su primera grabación.

Eran los tiempos de conjuntos de «música avanzada» como All & Nothing y Franklin, que también luchaban por hacer valer su música frente a la deriva comercial y facilona de las listas de éxitos. El sencillo que Núcleos grabaron en los estudios Publi/Vox recogió de forma fidedigna sus dos vertientes. Por un lado una cara A más accesible, la del tema «Escúchame», y una segunda partitura titulada ‘A wonderful world’/»Un mundo maravilloso», que en ambos casos firmaban Juan Antonio Pueyo Torralba ‘Johnny’ (voz solista y percusión) y José Manuel del Moral León «Sifa» (órgano, piano y voz). Sus compañeros de sexteto eran Raúl González Rodríguez (guitarra y voz), Manuel Pérez Peláez (bajo y voz), Julio César Hernando Hernández (batería) y Ángel González Sánchez (saxo, flauta, percusión y voz).

Por desgracia, aquel single nunca llegó a ver la luz comercial, siendo alguna de sus escasas copias de prueba posterior pasto de coleccionistas ladrones -porque haberlos haylos, como bien se describe en el cuadernillo informativo de la reedición-. En cualquier caso, Núcleos serían conocidos a la postre por dos canciones muy distintas, esta vez sí editadas y distribuidas en vinilo pequeño por la propia Fidias. Nos referimos a «Calla, niña» y sobre todo «Con esta canción», composiciones ajenas con las que se presentaron a los festivales de la Canción Minera de Guardo (Palencia) y el XIII Festival de Benidorm. En el primer certamen obtuvieron el premio absoluto, mientras que a orillas del Mediterráneo se hicieron con la Sirenita por la Mejor Canción Joven.

Como vemos, el underground iba por una lado y la música comercial se encaminaba hacia lo melódico e inmediato, en la línea de las canciones ligeras y veraniegas de Los Diablos o Fórmula V, por lo que Núcleos no tardó en desaparecer. Su tierra de nadie aún encontró un pequeño oasis con la inclusión de su tema estrella en el recopilatorio «Lo Mejor del Año», publicado por el subsello Expanse, de Fidias, en aquel lejano y heroico 1971.

Como nota revelante de la capacidad de Núcleos como piedra de toque artístico e impulsor de talentos hay que mencionar a varios músicos que formaron parte de la banda en su etapa final: el teclista Manolo Marinelli -años después en Alameda-, Luis Cobos «Manglis» -uno de los grandes nombres del Rock Andaluz- o el batería Antonio Moreno «Tacita». Por su parte, el cantante Antonio Pueyo pasó directamente a Alcatraz, la escisión de Los Canarios de Teddy Bautista.

Leo Cebrián Sanz