El ser humano siempre ha generado signos de ser lo peor que ha invadido el globo terráqueo. La pareja compuesta por dinero y posesiones inmobiliarias es el foco perfecto para que algunas personas pierdan la compostura y quieran acaparar lo que no es suyo. Y todo ello con artimañas propias de una película de trileros, por poner un ejemplo más suave, sin entrar en adjetivos más contundentes. La situación se agrava más cuando son familiares de tu propia sangre, saliendo a escena entonces la palabra mágica que todo lo complica: “herencia”.

Iñaki Susunaga, un rockero de Bilbao, ha pasado a lo largo de su vida por situaciones muy injustas, que ha tenido que afrontar con mano dura hasta el punto de “tumbar” una sentencia firme al juez de turno, como es el caso. Una de ellas la ha hecho pública mediante un libro que lleva por título “El Testamento – El Dolo”.

Antes de nada, para que vayáis entrando en materia, os acerco a este luchador con un puño cerrado en alto y la mano cornuta en el otro. A continuación pasaré a contaros la trama totalmente real, sin efectos especiales, sobre lo que habla el libro al que hoy dedicamos nuestro monográfico “La Pluma Rockera”.

José Ignacio Susunaga Careaga: alma de Metal, corazón rockero

Hacia el año 1983 cayó en mis manos una maqueta rotulada a bolígrafo. En su costado ponía “Talión” y en el interior encontrábamos el desglose de las diez canciones. Títulos como “Tras de ti”, “Reina del amor” o “La ley del talión”, con ese estribillo que aún hoy en día “suena que atruena” en mi cabeza, cuya letra decía: “Ojo por ojo, diente por diente has de pagar”, con locución incluida por parte de un conocido locutor radiofónico de la época.

El listado de temas continúa su curso con “Tu nombre”, “Fuera de control” -que llego a sonar en 40 Principales-, “Prisionero de la ciudad”, ‘Ride again’, ‘Run away’, ‘Midnight’ y, por último, “Supérate”. Fue grabado en los estudios Tío Pete, propiedad de Carlos Zubiaga -integrante de Mocedades-, quien también aportó su voz en los coros de tres de esas canciones. Un auténtico tesoro, que hoy en día podemos denominar como un artículo vintage, digno de ser guardado como oro en paño. En aquel entonces quien firma este artículo tenía un programa de radio y en él entrevisté al cantante de esa banda, cuando nuestro protagonista ocupaba su puesto de bajista.

Ha llovido y mucho, pero el Rock une a las personas. En este caso me vuelvo a encontrar con este integrante de la mítica formación del “botxo”, aunque por desgracia por un tema muy diferente y duro a la vez, tanto o más que la música que siempre le ha acompañado hasta nuestros días. Iñaki, más conocido como Suka, es un músico profesional de Euskalherria. Su carrera empieza en el año 1978 con un proyecto llamado Beethoven, en el que mezclaban temas propios con versiones de Miguel Ríos, Barón Rojo, The Beatles o Deep Purple.

Su trayectoria continuó en As de Espadas -otra banda de Hard y Heavy con canciones originales-, una tarea que compatibilizó con Primitivos, para los que grabó disco e hizo gira. También tuvo tiempo para concursos, recopilatorios y la organización de conciertos como El Musikazoka y G3 Sentinel. Incluso el concurso Musikozi, en el que participaron grupos del programa Telenorte. En Talavera de la Reina (Toledo) quedó tercero con su banda en el primer certamen nacional organizado en esa localidad. Además, fueron ganadores del concurso Villa de Ermua, lo que les permitió grabar dos canciones en Tsunami Records.

Sentinel Rock Club y la actualidad de un guerrero

Arduo luchador por lo justo, Iñaki llegó a regentar un “garito” de los nuestros, donde consiguió que actuasen en su negocio más de 500 grupos del País Vasco, 188 formaciones del resto del Estado y 95 bandas internacionales. Por desgracia intervino entonces el político de turno, impulsado por una sociedad aborregada, fría y sin valores, adoctrinada por las televisiones y medios de un régimen con olor a naftalina podrida.

Con el cierre de la sala culminó también una forma de vida y un sustento para un contribuyente, que en este caso no se ha quedado parado ante este ataque a nuestra cultura. Han sido tantos a lo largo y ancho de la geografía de un país de tortilla, pandereta y tradiciones de museo… Ya os decía al principio que nuestro amigo y hermano ha pasado penurias, pero no baja la cabeza.

De hecho, en estos momentos Iñaki está inmerso en otro libro, en el que cuenta con pelos y señales la movida con el PNV (PPNV), cuyos políticos fueron los artífices de la bajada de persiana de este local tan emblemático. Mientras tanto, “Suka” sigue dando sentido a su vida con buena música y más proyectos. Su Facebook “Murallas de Metal” ofrece canciones de fondo compuestas por él. En la red social podéis ver otras de las actividades de su interés, como son la visita y estudio de castillos, palacios, murallas, fortalezas y esos paisajes impactantes que tanto gustan.

Iñaki formó parte de Lion Heart, que con cuatro horas seguidas de actuación en directo ostenta el récord estatal de grupo de Rock tocando adaptaciones -la pena es que no se trate de canciones originales, aunque antes que un tributo siempre resulta preferible-. Alma Culter -con la mítica Marilu a la voz-, Éxodo -lo que queda de la banda- o Suka son los últimos y más actuales proyectos a los que Iñaki Susunaga aporta lo que bien sabe hacer: música. Así fue hasta que su vida más privada le volvió a dar de nuevo un giro. Seguro que a ninguno/a de vosotros/as os hubiese gustado estar en el “pellejo” de este combatiente.

Ahora sí, un libro: “El Testamento (El Dolo)”

Me he leído el prólogo así como cuatro veces, logrando despertar en mí una empatía tal que resulta fácil ponerme en la piel del escritor. Por algo me decía: “José Ramon…, ha sido un infierno, duro, cruel, humillante y agotador”. Ya lo creo que sí. Me he quedado perplejo ante las palabras de una persona que después de lo sucedido está feliz por lo conseguido, lo cual seguramente os alegrará tanto como a mí.

Me puse manos a la obra para aportar mi pequeño grano de arena y dar más visibilidad a esta terrible historia, ya que semejantes personajes deberían de estar apartados de nuestra sociedad. Poneros en la situación de cuidar durante años a una persona de vuestra sangre, un pariente muy cercano y enfermo dependiente.   

La hoja de ruta del día a día del autor del libro era llevar al enfermo a los médicos, ayudándole en las tareas del hogar hasta el final de su vida. La situación determinó que un día Iñaki incluso decidiera alertar a la policía. Los servicios sociales también fueron avisados de que la persona en cuestión no estaba dentro de sus cabales, por lo que llegaron a aconsejarle su incapacitación.

Tras su muerte, al ir a recoger las últimas voluntades a una notaría céntrica del gran Bilbao, “Suka” no se podía creer lo que estaba sucediendo. Su prima, que vivía a 50 metros de donde estaba recibiendo esa injusta noticia, era la única heredera. Sin perder la compostura ni los nervios, comunicó a la secretaria -verbalmente y con educación- que iba a impugnar ese testamento injusto e imposible.

A partir de ese momento, y durante nada menos que 48 meses, el camino a seguir fue de lo más empinado, abrupto y con cambios de nivel…, lo que muchas veces le llevó a despeñarse por el acantilado de la angustia, la ansiedad, el malestar, la rabia, la impotencia y un devenir de malos síntomas incalculables. Por fortuna, contó con la ayuda de un buen abogado.

La trama de mentiras que se urdieron para apoderarse de unos bienes que no les correspondían tuvieron que ser demostradas de nuevo ante un juez. Hubo que empezar desde cero y así echar por tierra lo andado por esos “parientes” bañados por la avaricia más despiadada e inhumana. El trabajo en equipo durante ese tiempo dio los resultados que nadie se esperaba, ya que todo estaba sentenciado y aprobado por un juez.

Solo había una firma, la del testador. Todo lo demás eran fabulas que se fueron aclarando con testigos, informes de la asistenta social, documentos policiales y un historial médico que el propio protagonista tenía en su poder. Hasta que llegó la hora del juicio final…

Una canción: “Resistiré”, de Barón Rojo; una película: “El único superviviente”

La sentencia final afirmaba que en aquellas fechas el testador era incapaz de realizar un testamento. Además, la persona fallecida había sido manipulada por esa supuesta prima y el apoyo directo de su entorno. Automáticamente el testamento quedó anulado, dando a Iñaki la razón y posterior acopio de los bienes que le correspondían legalmente.

Fue una grata resolución, a pesar de que el primer abogado consultado especialista en testamentarias no quiso hacerse cargo del caso, ya que decía que el notario había firmado. En uno de los preámbulos, los jueces matizan que “la firma del notario pierde validez, ya que el testador estaba acompañado en la notaría de una persona que era empleada en notarías, y, por lo tanto, conocía el procedimiento”. Ahí queda eso.

En este caso, ante una situación muy amarga la labor profesional de abogado y juez, junto con la constancia del implicado, dieron los frutos reales y justos. Desde entonces, nuestro escritor lleva como banda sonora el “Resistiré” de Barón Rojo. Además, debido a la situación vivida Iñaki adoptó una frase que le venía al pelo de una película basada en hechos reales, “El único superviviente”, que decía así: “Nunca dejes de luchar”.                                                    

La verdad es que nadie está libre de sufrir episodios de esta índole. El tema está en cómo afrontarlo, ya que creo que no todos/as seríamos capaces de hacerlo como Iñaki Susunaga. El libro, por cierto, está disponible en Amazon Libros, Google Libros y Lektu.com.                                                                                   

Dedicado a todos esos profesionales que han sufrido el cierre de sus locales injustamente

José Ramon Nieto “Kema Púas”

“Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor”.