Sellos discográficos
Durante los primeros años de la década de los 70 Álvarez colaboró con las promociones de la compañía EMI en España, además de ejercer como coordinador y productor del sello Carillón, propiedad del cantante lírico Alfredo Kraus. Entre 1970 y 1978 colaboró como productor de solistas y grupos en los sellos discográficos del empresario José Miguel Estebaranz: Expanse, Portadora de Sonido, Pussy o Fidias -en este caso en calidad de AR y productor jefe de publicidad-. También se ocupó de coordinar las ediciones nacionales e internacionales del sello inglés Charly, especializado en rock and roll.
Sus conexiones con la industria internacional del disco le facilitaron la explotación de un amplio catálogo de masters extranjeros. Con estos derechos enriqueció el repertorio de sus artistas representados, al tiempo que licenciaba numerosas grabaciones de grupos de versiones. Similar política aplicó a los recursos visuales que ilustraban las portadas, ya que muchos de ellos procedían del catálogo fotográfico de un profesional norteamericano especializado en imágenes eróticas. La diversificación de su producción discográfica abarcó un gran número de estilos autóctonos, como música tradicional y folklore asturiano (gaiteros), gallego, castellano, leonés, vasco, catalán (sardanas) y valenciano; copla, sevillanas y chirigotas; chotis y organillo, música de zarzuela, marchas militares, música infantil, villancicos, etc.
De 1975 a 1986 colaboró con Dial Discos, compañía para la que importó a España los catálogos de la BBC en materia de música clásica, orquestas y rock. Con Dial publicó una serie específica sobre jazz y blues y supervisó las 70 entregas que sumaron las colecciones “Historia del r’n’r”·e “Historia de la música pop española”. Tras romper con el sello, Álvarez retomó la continuidad de la segunda con dos nuevas series, además de impulsar las nuevas colecciones “Serie del r’n’r” y “Cuatrocientos”, dedicada en exclusiva al rock duro y progresivo.
Durante los años 80 Álvarez redujo su actividad como editor independiente para colaborar de manera ocasional con los sellos Nuevos Medios y Sanny Records. También aprovechó la gran librería de temas musicales de su propiedad para ceder su explotación a corporaciones y empresas de cine y televisión, periódicos y revistas en campañas de promoción y regalos, etc. Ya a partir de 1990 volvió a editar sus propias producciones con su sello Cocodrilo Records, sin dejar por ello de apoyar con su logística a otras compañías como EMI-Hispavox o independientes como Munster, Rama-lama o Romilar.
Promotor artístico y organizador de eventos
Su experiencia como promotor data de los años 60, cuando organizó sus primeros festivales. Durante dos años se encargó de las sesiones matinales de conciertos en la sala Consulado de Madrid. Su apoyo a los conjuntos juveniles madrileños se hizo extensivo a fiestas privadas y guateques, en los que también se celebraban presentaciones en directo. Más adelante coordinó las dos únicas ediciones del Certamen de Conjuntos Músico-Vocales Premio Ciudad de León, celebradas en 1966 y 1967.
Entre 1975 y 1977 colaboró con su hermano Luis en la gestión de los eventos artísticos programados en la Plaza de Toros de San Sebastián de los Reyes (Madrid). También asumió la organización del Trofeo Villa de Madrid de los años 1978 y 1979, además de participar en los festivales 24 Horas del Estudiante y la Radio organizados por RTVE en el Palacio de los Deportes madrileño.
Desde mediados de los años 80 a finales de la década colaboró con el empresario Jesús Nuño de la Rosa en una serie de conciertos de conjuntos pioneros del pop español que tuvieron lugar en la madrileña sala Silver. Esta reivindicación de la música nacional de los años 60 tuvo su continuidad en eventos similares celebrados en otros locales de la capital como Jácara y Victoria, en este último caso hacia mediados de los 90.
Mientras trabajaba en Radio 3 a mediados de los 80, Álvarez programó veladas de rock and roll clásico y rockabilly en la sala Universal, Madrid. En cuanto a su proyección como descubridor de talentos e impulsor de determinados artistas y géneros musicales, Álvarez demostró su amplitud de miras con la grabación de los primeros trabajos de solistas y grupos de estilos muy variopintos: rockabilly, grupos instrumentales de vanguardia como All & Nothing, rock andaluz, rock duro (Ñu), rock humorístico…
Particular importancia tuvo su apoyo a la escena catalana de cantautores (Serrat, Raimon…) -la denominada cançó-, tanto mediante la edición de sus primeras referencias como a través de su revista Fonorama y los números especiales publicados en catalán. Produjo asimismo a otros intérpretes y músicos entonces en vanguardia como Víctor Manuel y Teddy Bautista, además de aventurarse con grabaciones de música tradicional vasca en euskera.
En 1962 el propio Álvarez hizo sus pinitos musicales en compañía de Los Flaps y caracterizado con una capucha como el personaje imaginario Misteri Man.