El pasado sábado 2 de marzo estuvo tocando en Madrid la banda Kaótiko, apenas unos días después de haber viajado hasta el Foro para una ronda de entrevistas promocionales. La actuación se celebró en la sala Independance y contó como teloneros con Hesian. La segunda gran banda de Salvatierra/Agurain tras La Polla Records -aunque sólo uno de los componentes de Kaótiko siga viviendo allí- presentó su disco «Aprende Violencia», con el que vuelve a la carga del Punk-Rock con carga social y política.

Lo primero que llama la atención es una portada muy explícita, en la que la figura de Jesucristo muta (o viceversa) en la de un satánico personaje con aviesas intenciones de extender el mal y el caos. Los primeros problemas, sin embargo, no se han producido a cuenta de la ilustración en cuestión, sino de la negativa de la cadena de emisoras Rock FM a programar sus canciones tras escuchar una determinada letra de su nuevo repertorio.

Nuestros interlocutores fueron Xavi, batería (con la voz más grave y gorra en la imagen) y Johnny (cantante), que nos comentaron lo ocurrido con verdadera estupefacción [Por cierto, un músico callejero nos «acompañó» de fondo con los trastes de su guitarra. Cosas del centro turístico de la capital…]

 

 

La otra peculiaridad del álbum es que todas las letras han sido compuestas por Evaristo, cantante de Gatillazo, que junto a sus antiguos compañeros había anunciado hacía apenas unas horas que La Polla volvía a la actividad de los conciertos en directo. Kaótiko no sabía nada del asunto… ¿o quizás algo sí? De cualquier forma, lo importante es que su paisano es simplemente un amigo de la cuadrilla y que la banda no ha querido aprovechar su popularidad para promocionar «Aprende Violencia» con el gancho de la colaboración estelar.

 

 

No hay intención comercial voluntaria en «Aprende Violencia», sino un deseo de continuar con un modo propio de transmitir lo que Kaótiko es en cada momento. La música como modo de vida, y no como una superficial manera de buscar la fama o el reconocimiento gratuito de los demás. Por otra parte, hay otro nombre propio que define el sonido actual del grupo: su productor Haritz Harreguy, uno de los más prestigiosos por la eficacia de sus resultados y la impronta de su sonido. Su trabajo tras la mesa y la intención del quinteto de volver a sus orígenes ha dado como resultado una grabación de contrastes, con la que todos han quedado contentos.

 

 

El próximo año la banda cumple 20 años como «colectivo de hecho» y sorprende para bien que la formación apenas haya variado en casi dos décadas. Sí lo ha hecho su filiación discográfica, ya que han editado discos con sellos tan diversos y dispares como Oihuka, Gor, Baga-Biga, la actual Maldito Records e incluso la multinacional Universal Music.

 

Kaótiko es uno de esos grupos que tiene la ventaja de contar con un tema que ya es emblemático para un par de generaciones. Quienes en su día corearon «Kualquier día», de Piperrak, continuaron cerrando las noches de fiesta en las txoznas del País Vasco con ese himno que es «Otra noche». Las cosas han cambiado algo en todo el norte de la península, que por desgracia no ha sido inmune a la invasión de la música de consumo inmediato y calidad ínfima, pero al parecer Euskadi sigue siendo un terreno propicio para las guitarras eléctricas y las letras que llevan a la reflexión y el desahogo.

 

 

Estos clásicos modernos forman parte de la segunda generación del Punk-Rock que va a trascender en la historia del género cantado en castellano, como pueda ser el caso de Segismundo Toxicómano o de esos hermanos pequeños del Street Punk que son Non Servium. Unos y otros se resisten a la autoindulgencia de la izquierda más intelectual y continúan poniendo las tildes sobre las «íes» de todo aquello que se lo merezca. Recuperemos pues su senda en la vida de los «festis» y salas de nuestras ciudades.

 

 

Leo Cebrián Sanz