El pasado miércoles 23 de abril terminó en Madrid la mini-gira europea de La Renga, una nueva incursión continental que esta vez tuvo como fechas complementarias las de Mallorca y Nápoles. Lejos queda ya aquella histórica apertura para Marea en el año 2007 en el Madrid Arena de la Casa de Campo. Los bonaerenses son la formación señera del llamado “Rock barrial” y a fe que donde quiera que van atraen al “mejor público del mundo”, como se suele calificar a la audiencia argentina.

El atractivo pues era vivir la experiencia completa de un concierto de estas características y la formación telonera fue realmente la propia hinchada de La Renga, que convirtió los alrededores del WiZink Center en un espectáculo continuo desde primera hora de la tarde. Jamás ha olido tanto la Plaza de Dalí a marihuana como la noche de autos, al punto de que al llegar a casa la ropa aún seguía desprendiendo cautivadores esencias de las plantas que se cultivan en interior.

La incógnita era si el “banderazo” de fuera se repetiría dentro del recinto. Esta sana costumbre tan futbolera como musical consiste en desplegar los “trapos” que identifican a cada cuadrilla según su origen geográfico y/o equipo favorito de fútbol. Y por supuesto, más de uno o una consiguió colar a la pista algunos mástiles con los que dar ambiente al baile continuo de estandartes y enseñas. Pura pasión de las que despiertan envidia, para qué negarlo.

La Renga es un trío de lo que aquí identificamos como Rock Urbano, aunque con un toque “rolinga” o “stoniano” cuya mezcla con el Blues da como resultado una personalidad propia muy acentuada. Ocasionalmente suman al escenario a un saxofonista y armonicista al estilo de Papa Juls en los catalanes Sangtraït, lo que enriquece su matiz diferenciador. El resto…, rudeza y calle como actitud militante y un sonido que por momentos nos recordó a lo que habrían sido Leño si les hubiera dado tiempo a endurecerse.

Los «rengos» son gente de ruta o motera y de hecho presentaron varios temas de un reciente documental rodado en Argentina en el que participaron de forma directa a lomos de sus propias máquinas. El grueso del extensísimo cancionero fue un merecido “grandes éxitos” con el que disfrutó la incansable fanaticada. La producción del show fue excelente y el sonido no falló en ningún momento, aunque ya se sabe que en el antiguo Palacio de los Deportes lo mejor es situarse enfrente y no a los lados del escenario.

Hubo proyecciones constantes e incluso un emocionante y emotivo montaje final a modo de resumen de la euforia vespertina vivida en su cita madrileña. Muchos y muchas se vieron reflejados en pantalla gigante, aunque hubo otros detalles de identificación entre banda y público que quedan para el recuerdo más íntimo, como esa madre amamantando a su bebé en el pasillo de acceso, el entusiasmo de los fans frente a los micrófonos de la emblemática emisora Rock & Pop… e incluso la anecdótica aunque muy valiosa presencia del escaso público local. Caras conocidas como Sara -de la tienda Telón de Acero-, Lucho -del grupo Percutor-, Pacho Brea -cantante de Ankhara- o el actor Eloy Yebra nos acompañaron en esta más que recomendable inmersión en la idiosincrasia del Rock argentino.

Y en efecto, hemos escrito mucho sobre identidad y bastante menos sobre música, pero es que la puerta para llegar al Rock argentino cuando no se conoce a fondo es este tipo de vivencia compartida tan estremecedora y contagiosa. Lo uno lleva a lo otro y ya estamos buceando en este listado de casi treinta canciones, unos himnos de Rock con pedigrí y denominación de origen.  

1.- Buena pipa

2.- Tripa y corazón

3.- A tu lado

4.- Detonador

5.- A la carga

6.- Motora

7.- Corazón fugitivo 

8.- Caso perdido

9.- Ese lugar de ninguna parte 

10.- Cuando vendrán

11.- Bien alto

12.- La banquina

13.- El ojo

14.- El diablo

15.- En el baldío

16.- Buena ruta

17.- Oportunidad

18.- El revelde

19.- El juicio

20.- Triste rey

21.- El viento

22.- La razón

23.- El final 

——

24.- Desnudo

25.- Oscuro

26.- Hablando

Leo Cebrián Sanz