Los lamentables hechos que están ocurriendo en Israel y Gaza no van a hacer que nos olvidemos desde la oficina de Ciudad de México de LosMejoresRock que hay un país en Europa que sigue en guerra por culpa de una invasión. Me repito: seguimos apoyando a nuestra manera, con algo de difusión, a bandas ucranianas y hoy le toca a Lieweaver, con residencia en Odesa. No importa si están de un lado u otro, pues en esta urbe la mayoría de la población se expresa en ruso, no en ucraniano; el espacio se lo merecen.
Este es un grupo de death metal, como decíamos, de ‘la perla del Mar negro’, y nos lo presentan así: “Convencen con una mezcla oscura de todo lo que es extremo, pero con ritmos y canciones reconocibles que suenan modernas, que pueden describirse como himnos oscuros con una mentalidad conmovedora”. No nos extraña que haya una formación así surgida de una ciudad que tiene más de 2 500 km de túneles bajo sus cimientos.
Lieweaver comenzó a finales de 2018 al juntarse el cantante Vasiliy Kutsenko, el guitarrista Alex Choopov y el baterista Bogdan Fesenko. Al poco se incorporó el guitarrista Alex Reshetnuk y lanzaron el sencillo de debut «Paradox of creation». El grupo se completó unos meses después al llegar el bajista Bogdan Khoroshilov. Pasados tres años, decidieron dar entrada a Ruslan Kovtun (teclados/ sintetizadores). Entonces, en 2021, se lanzó el EP «The origin» (Lethal Scissor Records) ya como sexteto.
El estallido de la guerra dificultó, lógicamente, las actividades de la banda durante algún tiempo, pero en los últimos meses Lieweaver ha vuelto a componer y a hacer algunas actuaciones, por increíble que parezca en un país que vive bajo las bombas. De este modo, en agosto lanzó su más reciente sencillo “Last hope”, al que denomina la banda “el canto del cisne de nuestro antiguo sonido”, ya que los músicos dicen estar trabajando en material completamente nuevo que, si bien conserva la pesadez (entiéndase que viene de heavy) del estilo antiguo, profundizará en un espectro más oscuro de sonidos y conceptos. Esta vez parece ser que el ‘tejedor de mentiras’ nos dice la verdad.
Jon Marin