El ingeniero de sonido y productor Alain Milhaud es desde ayer martes uno más de esos personajes fundamentales del Pop español a los que no podremos entrevistar jamás. Mientras galardones oficialistas reconocen a figuras internacionales del todo ajenas a la cultura española como Martin Scorsese, nuevo Premio Príncipe de Asturias, muchos de los genios que dieron forma a la música joven española de los años 60 y 70 mueren sin un mínimo reconocimiento por parte del Ministerio de Cultura o la propia SGAE.

Este auténtico genio del estudio de grabación nació en Ginebra (Suiza) hace 87 años y desde su juventud dio muestras de su capacidad de iniciativa e inspiración artística, en este caso al frente de una de tantas orquestas que animaban las soirées europeas más cultas. Milhaud se casó con una española y se instaló primero en Barcelona y luego en Madrid, trabajando respectivamente para compañías como Bélter y Columbia.

Más tarde creó su propia independiente, la CFE (Compañía Fonográfica Española), con la que por ejemplo pudo ver la luz el primer disco de Cucharada. También anduvo tras la aventura madrileña de Bocaccio Records, la vertiente discográfica del pequeño emporio barcelonés vinculado a la sala Bocaccio, la favorita de la gauche-divine catalana -los hipsters antifranquistas de finales de los 60 y comienzos de los 70-.

Fue en el año 1966 Alain Milhaud cuando pergeñó el lanzamiento de un conjunto con el nivel suficiente para competir en las listas del viejo continente. Los Bravos de la primera etapa fueron una creación suya casi por entero, como lo prueba el hecho de que tras la salida de su vocalista Mike Kennedy se convirtieron en una sombra de su fulgor internacional.

Para entonces Milhaud ya había elegido a otros músicos a los que orientar con su sagacidad casi-empresarial. Los Pop-Tops arrasaron con ‘Mamy blue’ en 1971, mientras que Los Canarios lo hicieron a una escala más modesta con ‘Get on your knees’. En ambos casos Milhaud daba su visto bueno al repertorio y era escrupuloso en todos aquellos aspectos que pudieran internacionalizar la carrera de sus protegidos, como el uso del inglés como lengua dominante o una estética arriesgada y homologable a artistas o grupos extranjeros.

Su último hito rockero fue haber tratado de meter en cintura a unos descontrolados Smash cuando éstos se presentaron en la capital catalana para grabar un disco de fusión entre el flamenco y el Rock. Milhaud les consiguió arrancar un pequeño hit titulado «El garrotín», pero los anárquicos sevillanos no estuvieron por la labor de dejarse manejar por el gurú de la industria y ambas partes se cerraron la puerta a cualquier tipo de continuidad.

 

 

Muchas interesantes historias que ya no podremos contrastar, dado que Milhaud siempre fue un hombre discreto con poca proyección en los medios de comunicación. El gran José Miguel López, de Radio Nacional de España-Radio 3, le entrevistó en su programa «Discópolis» el 20 de abril de 2016. El audio que acompaña a esta noticia sirve para recordar al maestro.

Leo Cebrián Sanz