La cuestión está clara: ¿merece la pena que los medios generalistas traten temas relacionados con el Rock Duro y el Heavy Metal si por lo general acuden a los titulares más «amarillos» para sacar rédito comercial de sus informaciones? Desde esta casa tenemos claro que no, sobre todo cuando los desatinos vienen siempre del mismo periódico -«El País»- y redactor -Carlos Marcos-. ¿Cuántas veces y en qué sentido se han reseñado noticias sobre Iron Maiden desde la fundación del considerado como el gran diario de la democracia española? Silencio en la sala…
Viene esta perorata a cuenta del artículo publicado ayer sábado 20 de marzo en el rotativo, con el sonoro título de «El calvario del mítico cantante de los primeros Iron Maiden». Atención al bonito subrayado: «Paul Di’Anno, con una carrera errática tras dejar el grupo, espera la caridad de los fans para financiar una operación que le permita dejar su silla de ruedas. La banda de ‘heavy’ ha sido propuesta para entrar en el Salón de la Fama».
Dicho esto, nos permitimos recomendar que este tipo de tratamientos sean contrastados, por recordar uno de los fundamentos de la asignatura de Redacción Periodística en la carrera de Periodismo -primer curso-, con algo de información que garantice el aval de la fuente directa. Y si la fuente no está disponible, con archivo y documentación -segundo de carrera-.
‘The Beast’ fue el título de la autobiografía de Paul Di’Anno, publicada por la editorial John Blake en 2010. El subtítulo apuntaba algunos de los argumentos. ‘Singing with Iron Maiden – the drugs, the groupies… The whole story’ («Cantando con Iron Maiden – Las drogas, las groupies… La historia al completo»). Un aviso en portada advertía lo siguiente: «Warning! This book contains explicit accounts of a Rock’n’Roll life lived at maximum volume. It is not for the faint-hearted or those of a nervous disposition’ («¡Advertencia! Este libro contiene relatos explícitos de una vida de Rock and Roll vivida al máximo volumen. No es recomendable para personas pusilánimes o proclives a los nervios»).
A lo largo de dieciocho capítulos, el ex-vocalista de Iron Maiden se despacha a gusto con sus recuerdos, terminando así de concluyente las memorias: ‘Anyway, for all those people who still think I represent Dark One, here’s a final message: FUCK YOU!» («De todos modos, para todas aquellas personas que todavía piensan que yo represento el lado oscuro, he aquí un mensaje final: ¡Vete a la mierda!»).
El libro comienza con una dedicatoria a sus padres, continúa con un prólogo del propio Paul y desarrolla todo el meollo vital durante cerca de trescientas páginas (y un pequeño inserto central de ocho páginas con fotos en blanco y negro), culminando con una lista final de agradecimientos y un previo capítulo número 19. Éste se basa exclusivamente en testimonios de varias personas que recuerdan anécdotas compartidas junto al cantante, aunque brillan por su ausencia los grandes nombres del negocio y prevalecen los amigos, músicos compañeros y un buen número de anónimos con un sentido del humor notablemente británico.
Este enfoque relajado y «sin filtro» no podía ser menos si nos atenemos al reclamo publicitario elaborado por el mismo Paul Di’Anno para sus amantes y detractores: ‘This is all true – I know, because I lived it. Some of the names of band members, ex-wives, groupies, girlfriends, drug dealers, police officers and general low lifes have been changed to protect their identities. Other names have been changed because I can’t remember the real ones. And if anyone takes offecne at what they read – that’s tough’ («Todo esto es cierto; lo sé, porque lo viví. Algunos de los nombres de los miembros de la banda, ex esposas, groupies, novias, traficantes de drogas, oficiales de policía y personas de bajos recursos en general se han cambiado para proteger sus identidades. Se han cambiado otros nombres porque no recuerdo los verdaderos. Y si alguien se ofende por lo que lee, allá cada cual»).