El cuarteto de moda en la música Indie Rock de la capital responde a las cuestiones más relevantes sobre su historia como grupo de vanguardia. Tras la presentación uno a uno de sus componentes, su cantante y guitarrista Alberto Martínez contesta junto a sus compañeros a todas esas dudas y certezas que surgen tras la lectura de su biografía artística y la escucha de su disco “Un Espinar”.

Una vez definidas las etiquetas con las que más se identifican -Emo y Post-Rock/Hardcore/Punk-, los madrileños explican los motivos que les han llevado de cantar en inglés a hacerlo ahora en castellano. Como compositor de las letras que es y principal responsable del concepto y la parte musical, Alberto describe cómo es el trabajo colectivo de toda la formación. Las aportaciones de Daniel (guitarrista), Carlos (bajista) y Álvaro (batería) son fundamentales para redondear el acabado definitivo de las composiciones.

Escucha tras escucha, “Un Espinar” se revela como un disco complejo con múltiples prismas creativos. A ellos se refiere el líder de Polar, que repite con frecuencia que su música es sobre todo “intensa”, con independencia de los recursos que aplican a cada tema. Hay recitados, partes acústicas e incluso una canción totalmente “desenchufada”. Las segundas voces son testimoniales, lo que no aminora la intensidad del conjunto.

La primera de las canciones entra como un torbellino (“Bóreas”), aunque el honor de los singles se lo llevan “Desaparecer” y “Tragaluz”. Los miembros de los también conocidos como .Polar se muestran orgullosos del resultado obtenido con la producción de Borja Pérez en los estudios Cal Pau Recordings y no echan de menos más medios técnicos, ya que en su obra buscaban una cierta crudeza y minimalismo sonoro. Objetivo conseguido y plena satisfacción al respecto.

La estética del álbum es de un blanco inmaculado, con la ilustración de un dibujo que inquieta y al mismo tiempo atrae. La casa en llamas y el marco de espinas lucirán en la portada de un vinilo ya en ciernes. En su libreto de créditos, las letras de sus nueve temas reflejan filosofía, existencialismo, simbolismo y sobre todo un acusado tono de confesión personal.

Dos días después de nuestro encuentro en los locales de El Observatorio el grupo asumía el gran reto de un nuevo concierto en Madrid, esta vez en la sala Trashcan y en una noche compartida con los vascos Etxekalte. Su público es heterogéneo en edad y gustos musicales y ellos lo celebran como una riqueza y no un hándicap.

Leo Cebrián Sanz