“Cada uno/a hace lo que quiere”, “eres libre de hacer con tu dinero lo que te apetezca” o “si crees conveniente apoyar a ciertas bandas que copian a otras aunque estén en activo, pues que las apoyes”. Eres libre y respetado/a por parte del que suscribe. Eso de antemano.

A mi entender son frases hechas, muy fáciles de divulgar a los cuatro vientos. La palabra libertad riega cualquier acción y se tiene en cuenta para tomar decisiones en la vida. Si las llevamos a nuestro terreno -al Rock-, ¿realmente beneficia a nuestras bandas y músicos? La diversidad de opiniones dispararía el termómetro hasta el infinito. Es triste ver que no hay un legado constructivo ante esas posiciones por parte de muchos aficionados/as al Rock que demuestran sus carencias a la hora de valorar lo nuestro, dando por entendido así que el binomio oferta/demanda impera por encima de todo.

A todo esto, un relevo generacional que ni siente ni padece, aunque existe una “legión” de combatientes que durante décadas sigue dando ese valor y reconocimiento. Lo hacemos asistiendo a los conciertos, comprando música, merchan, creando páginas web, organizando conciertos y demás iniciativas en favor de un trabajo discográfico o la trayectoria de una formación con ideas originales que aportar.

Es evidente que esas “hordas” acabarán desapareciendo. ¿Será quizás el final de una forma de vida? Cada uno/a es libre de opinar. No tiene razón de ser que trabajos discográficos y bandas con estupendos discos pasen desapercibidos, no dándoles el grado de satisfacción que les honra y se merecen.

Es cierto: puedes pensar que a la hora de promocionarse no lo hacen bien por cuanto hay un cierto” racaneo” a la hora de invertir en su propio proyecto, pero no todos son así. El motivo de que haya querido empezar con un grito a la libertad de expresión es el disco ‘Leviathan’, de los getxotarras Ready Aim Fire. Un excelente “redondo” con label, marca de la casa.

Cuando el cuervo desplegó sus alas al viento sonoro

Getxo es un municipio perteneciente a la comarca del gran Bilbao. Destaca en la localidad la presencia de palacetes y viviendas construidas por la alta burguesía durante la industrialización. En sus calles resuena con fuerza una Fender Stratocaster con un cierto regusto hardrockero, influenciado por bandas míticas como Scorpions, Europe, Dio, Deep Purple o Yngwie Malmsteen, entre muchos más nombres que conocemos sobradamente.

El culpable de hacer sonar esa guitarra, deslizando por el mástil unos dedos que te hacen emocionar con el sonido de las seis cuerdas, no es más que un reputado músico vasco. Apodado “El Cuervo”, Iñigo Díaz de la Campa tiene un estilo muy personal que se sitúa entre el Rock y la música clásica, influenciado por grandes como Ritchie Blackmore, Michael Schenker o Eric Clapton.

Antes de formar la iniciativa que os estoy reseñando en esta publicación pasó por otros proyectos de la escena vasca como Indomables y Lionheart, y colaboraciones puntuales para Suka o Almakabra. Su etapa en Mary Rockings también forma parte del curriculum de este profesor de guitarra.

Dos trabajos: el homónimo ‘Ready Aim Fire’ y ‘Leviathan’

Corría el año 2003 cuando decide formar junto a otros músicos de la escena euskaldún esta banda integrada por Eder Jaúregui en el puesto de bajista e Iñigo Charcán a la batería. Fueron los inicios de Black Wings, que después de un tiempo pasó a ser Ready Aim Fire. La mítica sala Bilborock fue cómplice de esos primeros ensayos, tocando canciones mundialmente conocidas firmadas por grandes músicos.

Después de un tiempo, la formación decidió dar vida a sus propias canciones, ya en un local nuevo. Su siguiente meta sería tocar en directo, llegando a demostrar cómo se las gastan en vivo en salas como Portacaeli (Valladolid), La Arena (Torrelavega -Cantabria-), Rock Star, Azkena, Santana, Tunk, Estudio 54 (León), San Agustín Kultur Gunea -de Azpeitia- o la Stage Live junto a Graham Bonnet.

Los Estudios Luberri de Txus Lozano fueron partícipes de la grabación del primer disco, de título homónimo, que se forjó en 2011. Desde aquel entonces, los cambios de formación fueron una constante, hasta que por fin la actualidad en las “filas” de esta banda norteña camina en buena dirección. Tal es así, que ya tienen disco nuevo en la calle, con alma setentera, ochentera, al más puro estilo de la época.

Con el título de ‘Leviathan’, estamos ante un último disco que vio la luz en 2021. El elenco de profesionales que acompaña al mencionado Iñigo “El Cuervo” no pasa desapercibido. Sin duda, unos profesionales curtidos que llevan años encima del escenario con distintas iniciativas musicales:

– Carlos Santiago (voz): profesor de canto, conocido como “Charlie”, una voz todoterreno con más de quince años de experiencia. Su paso por Southern Lights, Athend deparó varios discos compuestos y grabados, en tanto su inquietud por explorar otros estilos como el Soul le llevó a formar parte de un proyecto de este estilo musical llamado Div@s of Soul. Lo mismo ocurrió con el sonido Gospel, ya que formó parte del proyecto Goizargi Gospel Choir. Incluso se atrevió con el Folk con una iniciativa denominada Kuttune.

– Joseba Gotxi (teclados): desde mediados de los años 70 ha pasado por infinidad de bandas defendiendo su instrumento, como es el caso de GBG, Embor Taldea, Los Jurásikos, Five Direction, Kuadrilla Mutante, Motor Sex, Mercado Negro Blues Band, LFR (Los Fastuosos de la Ribera) o Confluence. Este teclista y organista de Hammond ha llegado a colaborar también con Robert Rodrigo Band, Jony Kontrol e Ives Laurent Band, y actualmente comparte filas en Mary Rockings.

– Ignacio Ortega (bajista): Natxo alias “El Forpez” -con su carisma único e intransferible- es capaz de atraparte con un estilo muy personal a la hora de encarar esas notas con su bajo. Mk II y Beatiful Brains saben de qué estoy hablando.

– Eduardo Martínez (batería): miembro original de la mítica banda bilbaína Anarko entre 1995 y 1998, grupo que está de actualidad por la vuelta de al menos algún concierto en directo. Con él llegó a publicar en 1997 el primer disco de esta formación. Compartió gira con nombres como S.A., Koma o Ktulu…, hasta que en 2001 se unió al “maestro” Pedro J Monge, Carlos Escudero “El Cribas” y el bajista Óscar Cuadrado para dar forma a lo que hoy en día es una de las formaciones más queridas por el rockerío, tanto dentro como fuera de este país.

Nos referimos por supuesto a los metaleros Vhäldemar, con quienes cumplió como baterista hasta el año 2007, fecha en que decidió abandonar el barco. Participó en sus dos primeros discos -publicados en 2002 y 2003-, con sus correspondientes giras junto a bandas del nivel de Lost Horizon o Darkmoor y participando en festivales junto a Dio, Anthrax o Cradle of Filth. Su periplo por la escena musical continúa con nombres como los de Neurótica, Humano, Éxodo, Kartzarot, Porco Bravo, Distorsión o Lion Heart, junto a la que consiguió el récord del concierto más duradero de Heavy Metal, con cuatro horas y diez minutos.

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José Ramon Nieto “Kema Púas”

“Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor”.