Madrid– La Riviera – 22.09.2017

Los festivales se van apagando con el fin del verano y llega la hora de disfrutar de eventos en recintos cerrados, donde las bandas pueden entregarse en shows completos y en producciones controladas por su equipo. Hay que reconocer que en este aspecto Saurom es un combo ejemplar. Es admirable la coordinación escenográfica de un equipo de actores, figurinistas y bailarines que adornan la actuación.

Quizá a los conciertos de Saurom les falte el punto macarra y de riffs desgarradores presentes en toda reunión rockera que se precie. Sin embargo, los siete músicos andaluces desarrollan un espectáculo para todos los públicos y se agradece ver en la sala un buen número de niños y público joven gozando desde “El monte de las ánimas”, la céltica “La leyenda de Gambrinus”, o la celebrada “Noche de Halloween”, piezas incluidas en el primer bloque de la actuación.

En el haber de la banda de Narci Lara y Miguel Ángel Franco hay que anotar una profesionalidad escrupulosa y una versatilidad musical necesaria para elevar el Metal del subsuelo. Su último disco, el precioso acústico “La magia de la luna”, es una buena prueba de la sensibilidad de siete músicos que podrían explorar cualquier tipo de estilo pero que, por encima de todo, aman el rock como fuente de expresión.

No se llenó La Riviera, lo que hubiese agrandado todavía más la emoción del espectáculo. Sin embargo, la asistencia superó los tres cuartos de entrada de una sala con un escenario preparado para albergar el coqueto espectáculo en el que los efectos audiovisuales se combinaban con estudiadas escenografías o el lanzamiento de serpentinas y globos gigantes.

Las más de dos décadas de trayectoria se notan en el diseño de un show entretenido en el que los músicos – especialmente el bajista José Antonio Gallardo– extienden su entusiasmo a una hinchada que siempre está dispuesta a corear las canciones de sus ídolos. Ni siquiera decayó la emoción cuando bajó el tempo con las baladas “El hada y la luna” o “Vida”.

El recital también se adornó con las colaboraciones del versátil vocalista Joaquín Padilla (Iguana Tango, La Edad de Oro del Pop Español) en ‘Vive”, del flautista Diego Palacios y de la cantante Raquel Eugenio, que contribuyó a suavizar el escepticismo que me causan los llamados ‘Talent Shows’. Y como traca final, se incluyeron canciones de talla como la pegadiza “El carnaval del diablo” o las festivas “El círculo juglar” y “La taberna”.

Texto y fotos: Javier del Valle