El nuevo disco de Isthar es “V (Cinco)”. Hemos pedido a su compositor principal, líder, cantante y bajista, José Luis Rodríguez Morcuende, que nos hable de las canciones que incluye. ¿Cómo surgieron, qué quería expresar, qué esconden…?


Hacia el confesionario.- El título surgió a raíz de un juego de palabras con el tema “Hacia el concesionario: Mercedes, ven” del disco de Morcuende “La inexistente banda fugaz”, surgida de una aproximación de la canción “Mercedes Benz” de Janis Joplin. Musicalmente, es una canción ideada bajo un concepto tipo Big Band, pero para grupo de rock. Fue el tema con el que abrimos el concierto sinfónico con orquesta y coro de Morcuende en el verano de 2019.

Aquel buen mundo de locos.- Es un repaso nostálgico a ciertas vivencias de la adolescencia, poco más o menos, con un final esperanzador en el que se deja ver que lo bueno en la vida es dejarse de tantas gilipolleces como nos rodean y disfrutar de ella. Puro rock and roll.

Demasiadas turbulencias.- Con connotaciones bluseras, deja entrever toda la palabrería inútil que nos rodea y lo poco fiable de algunos colegas, que en cuanto pueden, te apuñalan por la espalda. También hace un balance de lo conseguido a partir de los sueños de los primeros tiempos, en todo, dando por bueno y facilitando lo que los nuevos tiempos vayan trayendo.


Con los pies en el suelo.- Un repaso, una vez más, a la mucha tontería que nos rodea y a no cortarse un pelo a la hora de llamar la atención ante algo indebido, siempre siendo relistas; con los pies en el suelo.

Introducción al…- Un divertimento con connotaciones jazzísticas que iba unido a “Pasmarote”, pero que acabó teniendo vida propia.

Pasmarote.- La descripción de alguno de esos personajes indeseables que algunas veces se cruzan en nuestro camino de cuyo nombre, afortunadamente, no quiero acordarme… Miento, sí me acuerdo: se llamaba, y a pesar de todo espero que se siga llamando, Jesualdo. Para mí, un tema muy divertido.


Iba tarareando algo.- De cómo llevarte al huerto, con mucho disimilo, a una tiarrona siendo un tímido compulsivo -o menos-. Recordando a Status Quo.

Que bailen los demás.- La constatación de mi inutilidad en lo del baile. No conozco a nadie en el mundo que lo haga peor que yo, entre otras cosas, por culpa de mi amplio sentido del ridículo. Bueno, sí, conozco a uno que también creo que es el peor del mundo en algo, más concretamente en la informática y derivados, en general: Yo también, mismamente… y sigo vivo.

Días de gloria.- Según la valoración de cada uno, y siendo muy sincero consigo mismo, ¿qué músico no ha vivido momentos gloriosos y situaciones humillantes encima del escenario? Pues eso.


Un proyecto inacabado.- A veces no somos capaces de ver lo que tenemos al lado, cuando lo tenemos, y cuando queremos reaccionar ya es tarde. Nos pasamos la vida esperando el momento apropiado para ello, momento que, en muchas ocasiones, nunca llega. Lo mejor es mirar a nuestro alrededor y no dejar nada a medias, sin terminar, por si acaso.

Soñé que soñaba.- Un montón de sueños juntos, de ideales, la mayoría de ellos muy lejos de la realidad. También, más de uno, el reflejo de alguna traición inesperada. Musicalmente, la típica canción abierta a la improvisación que empezaría a tocar y no dejaría de hacerlo durante un montón de horas. Me encanta.


Padre.- A modo de blues, una manera de exteriorizar, sin necesidad de palabras, los sentimientos paternos.

El último en la fiesta.- Un texto de mi amigo el poeta Antonio Albalate en el que cuenta cómo eran las cosas en las reuniones o guateques de los años setenta, cuando cada uno intentaba pillar cacho como podía… o quedarse con las ganas, en cuyo caso ejercía de pinchadiscos. Era una manera de repartir el trabajo: unos pillaban y otros ponían la música para que los otros pillaran.