Con Sergio Pérez hemos empezado la casa por el tejado, pero no importa porque el edificio tiene unos pilares firmes y antes o después veremos la obra completa de este arquitecto musical al frente de su grupo Lycantros. El cantante y guitarrista de la joven banda madrileña de Heavy Metal -joven por el tiempo que llevan juntos y por la edad de sus integrantes- demostró el pasado jueves 21 de enero en la sala Rockville que nos encontramos ante un talento emergente «de los de verdad» -olvídense de los concursos televisivos-.

Sergio ofreció su espectáculo acústico en el local de moda en la zona del Santiago Bernabéu, uno de los pocos con programación diaria de música en directo que está aguantando el envite de las restricciones. Ante una reducida pero cómplice audiencia, el músico mostoleño se sentó en una silla alta -me niego a decir la palabra «taburete»- y debutó en solitario con una acústica y una selección de versiones del Pop y Rock nacional e internacional.

Fue durante una noche fría y desapacible en lo atmosférico, que la entrega y calidez del vocalista e instrumentista lograron convertir en una velada especial. Uno más de esos pequeños recitales casi vespertinos a los que poco a poco nos vamos aficionando por culpa (o gracias a) las limitaciones propias de la pandemia. Sergio tenía sus dudas respecto al formato, pero nuestro compañero Juan Antonio Nieto, de A Tope Producciones, le dio el empuje necesario para descubrirnos esta otra e inédita faceta de uno de los artistas de su agencia de contratación.

Además de aguantar bien la transición entre canciones con algunas pinceladas de humor y mucha naturalidad, Sergio Pérez nos sorprendió para bien con este desdoblamiento absoluto de estilo, que se concretó en sus adaptaciones de clásicos de Nacha Pop, Loquillo y los Trogloditas, La Frontera, Los Ronaldos, El Último de la Fila, Héroes del Silencio, Los Rodríguez, M-Clan, Los Piratas, Fito & Fitipaldis y Rosendo -como dijo nuestro acompañante y buen amigo Fran Llorente: «es la primera vez que escucho el «Agradecidos» en acústico»-.

El repertorio en inglés fue algo más diverso, ya que incluyó piezas de Chris Isaak, Oasis, The Strokes… ¡y Misfits! Para honrar a su propia banda, Sergio introdujo «Noche», un tema de Lycantros. Durante el show hubo tiempo para la intervención «pactada» y/o espontánea de un compañero batería, lo que aún dio si cabe mayor familiaridad a la propuesta. Seguro que la experiencia no se queda en una anécdota, porque para mí que Sergio ha podido comprobar que esta metamorfosis artística gusta y convence. Qué cosas tienen los hombres-lobo…

Leo Cebrián Sanz

Imagen portada: María Candela