Los conocimos con su segundo disco, “A lighthouse that wants to be”. Nos pareció una bocanada de aire fresco y un trabajo maduro para unos músicos tan jóvenes. Hablamos del grupo .polar, y siempre repetiremos que no se te olvide el punto antes de la pe. Ya está aquí su tercer trabajo, un LP titulado “Un espinar”. De él y más cosas hablamos con uno de los dos miembros fundadores, el batería Álvaro Morote.
por Jon Marin
Lo primero que salta a la vista –o al oído- del nuevo disco, “Un espinar”, es que ahora cantáis en castellano. ¿Por qué habéis dado este paso?
-El disco que queríamos hacer no era compatible con escudarse detrás del inglés. Estábamos buscando un disco crudo y sincero, y entendimos que el castellano era la única forma de hacerlo.
Alberto Martínez, cantante y guitarrista, es el autor de las letras, pero tú me podrás contestar: ¿Ha sido más sencillo para él escribirlas en nuestro idioma?
-Para Alberto ha sido bastante natural expresar las cosas que tenía que expresar en este disco en castellano, no hubiera sabido hacerlo de otra manera.
¿Por qué el título de “Un espinar”?
-Cada uno de los temas es como una pequeña espina para nosotros, y vemos el disco como esa colección de espinas.
Tenéis bajista nuevo, Carlos Hendricks. ¿Cuándo y por qué se produjo el cambio?
-Fue hace poco más de un año. Sergio y nosotros separamos nuestros caminos por tener diferentes enfoques en lo que implicaba tener un grupo, sin ningún tipo de mal rollo, le seguimos teniendo muchísimo cariño. Entonces empezamos a buscar bajista y, tras algunas pruebas, decidimos quedarnos con Carlos, que ya está completamente integrado en la dinámica de .polar.
En cuanto al estilo, asumimos que hacéis una mezcla de Post Hardcore, Emo y Rock Alternativo. Hasta aquí, ¿estás de acuerdo, Álvaro?
-No nos gustan demasiado las etiquetas…
-Cierto, ya me lo dijiste en la entrevista que te hice hace un par de años.
-Pero sí, esas son nuestras influencias más claras.
Y ahora decís que habéis añadido a las canciones algunos toques Punk pero siempre con mucha melodía…
-En este disco hemos buscado un sonido muy crudo pero orgánico, que fuera muy fiel a como suena un ensayo o un concierto de .polar, huyendo un poco de la sobreproducción.
Para los que os siguen desde vuestro primer trabajo, ya habrán quedado claras las diferencias entre este disco y los dos primeros. Pero para alguien que nunca haya escuchado a .polar, ¿qué le dices para engancharlo a vuestra música?
-Que este es el disco más directo, honesto y sincero que hemos hecho, y que, si les gusta este tipo de música, nos den una oportunidad.
¿Cómo fue el proceso de grabación: duro, divertido, diferente a los anteriores…?
-Fue una pasada a la par que duro. Fue una semana y media superintensa, trabajando y pensando en la música “24/ 7”, pero disfrutando por estar haciendo lo que más nos gusta. El hecho de estar conviviendo en Cal Pau (Recordings, el estudio) los cuatro con Borja (Pérez), nuestro productor, fue una experiencia muy intensa y que disfrutamos mucho.
Habéis sacado casi seguidos dos sencillos: “Desaparecer” y “Tragaluz”. Háblame de estos temas.
-Elegimos “Desaparecer” como primer single porque nos da la sensación de que es un tema algo continuista en cuanto a composición y estilo respecto a nuestros trabajos anteriores, pero que deja patente las cosas nuevas que hemos perseguido en el sonido. “Tragaluz” fue el primer tema que empezó a gestarse entre los que componen el disco, es una canción con una carga emocional muy grande y a la que tenemos mucho cariño, y no concebíamos otra como single principal.
¿Quieres comentar otras canciones para que los lectores se vayan familiarizando con “Un espinar”?
-Me encanta “Herida” porque te va llevando por varias texturas diferentes, hay estrofas suaves y groovy con arreglos de shaker de Borja (el productor) y luego ritmos más intensos y pesados, y también va alternando entre compases de ‘3 y 4’. “Desolvidar” es la canción más distinta que hemos hecho y grabarla fue un desafío. Metimos muchos ruidos, como botellas llenas de monedas cayendo por las escaleras, y el sinte que se oye es un sintetizador real de los setenta que tienen en el piso de arriba de la casa de Cal Pau.
(Continuará)
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