La pandemia comienza a hacer estragos entre los nuestros. Hoy viernes 27 de marzo a las 14:30 horas se ha producido el fallecimiento de Rubén Melogno, cantante uruguayo de la banda Psiglo, que desde hace varias décadas residía en Madrid. El vocalista llevaba aquejado de coronavirus desde hace algunas semanas y el desenlace deja huérfano al Rock sudamericano de uno de sus precursores y referentes.
Su compatriota Jorge «Flaco» Barral ha hecho público el fatal desenlace hace apenas unas horas. La noticia ha tenido un eco inmediato en Uruguay, pese a que Melogno llevaba en España desde 1975, cuando arribó a Europa como parte de la diáspora de músicos provocada por la situación política en su país. El propio «Flaco» o Hermes Calabria, batería de Barón Rojo, fueron dos de los nombres que le acompañaron en este exilio que la dictadura militar provocó en aquella nación.
La obra de Psiglo es fundamental para entender el origen del Rock en el país del Río de la Plata, donde desarrolló un proyecto de Hard Progresivo y avanzado de gran calado artístico. El vanguardista sonido de Psiglo no duró más allá de cinco años (1971-1975), pero dejó una fuerte impronta en su generación. En aquella formación de comienzos de los 70 figuraba también Jorge García Banegas, teclista posterior de Asfalto.
Tras su debut con «Ideación», la banda registró un segundo álbum titulado «Psiglo II», inédito hasta su posterior publicación en 1981. Diez años después se registró una tercera parte, ya en Madrid, que animó al grupo a presentarse en directo en Montevideo dos años después. Comenzaba así un tardío pero justo reconocimiento, que además contó con la edición del recopilatorio auspiciado desde España. Aquel «Psiglo Ibérico» o tercer volumen recogía temas inéditos y regrabaciones de los originales. Fue editado en 2002 por el sello de José Luis Álvárez, quien lo publicó mediante su sello Cocodrilo Records.
Ya en Madrid, Rubén fue fundador y docente del Rockservatorio, la gran escuela de los ochenta dedicada a formar jóvenes cantantes e instrumentistas del Rock español. Como tal formó parte del disco editado en su momento, en el que participó la plana mayor del Rock Duro de la capital.
La inquietud artística de Melogno nunca cejó y colaboró en distintos proyectos, de los que hemos querido destacar su colaboración con Hermes para una versión del grupo La Triple Nelson. En Madrid fue parte importante de la fundación benéfica Siguiendo Tus Pasos, un colectivo de artistas que desarrolla iniciativas de carácter solidario en varios continentes.
Rubén también regentó una popular pizzería en el barrio madrileño de Aluche, que era todo un oasis de buen rollo y ambiente cultural para los vecinos. Su restaurante «El Kiosko de la Pizza» nos sorprendió una noche que caminábamos en busca de un lugar donde cenar en la zona, muy cerca de donde se celebran las actuaciones musicales de las Fiestas del distrito. Nos llamó tanto la atención que pronto descubrimos que se trataba del negocio de un histórico del Rock del cono sur, vecino del propio Hermes -que tenía su tienda de instrumentos muy cerca del intercambiador de Aluche-. Durante estos últimos años Melogno ha sido un hombre feliz, que seguía disfrutando de su condición de músico vocacional, pero cuyo destino laboral le había conducido a un lugar distinto al de los escenarios. Aun así, sus ocasionales colaboraciones con amigos y colegas músicos deja en nosotros el recuerdo de una persona amante de la música,que hermanó a dos países y a la que Madrid debe parte de su gloria rockera de los años ochenta.
No podemos cerrar este artículo sin referirnos a los resistentes de Onda Latina, vecinos también de ‘Novecento’, que desde su modesta emisora han sido los únicos que durante años han estado «pinchando» en vinilo los discos de Psiglo. Alberto Monge y su programa «Calmaria» emiten y difunden los jueves de diez a doce de la noche toda la historia habida y por haber del Progresivo mundial. Luego suben su hora de buena música a Radio Mirage, pero es lo único digital que les conocemos… Más de una noche tanto él como la cuadrilla de habituales del espacio radiofónico han terminado cenando en la pizzería de Melogno. Era de algún modo su regular tributo a uno de los héroes del Rock Progresivo de comienzos de los setenta, que ayudó a construir el género en un rincón tan alejado de sus naturales polos geográficos como Uruguay.
Leo Cebrián Sanz