La banda ecuatoriana de noise rock InFiLtRo tiene nuevo disco: “Disforia”. Se trata de un EP con letras que abordan temáticas personales, sociales, políticas y experiencias desde un sentido poético. El sonido es una experimentación con elementos provenientes del rock, hardcore, punk, grunge, power violence y noise.

El segundo sencillo y videoclip es “Cafeína”, una canción escrita a modo de seudopoesía al café. El concepto del clip es como la letra de la canción, un poema visual de amor y locura a la cafeína y a su preparación en la máquina, que habla de una forma romántica y absurda al café.

InFiLtRo es una banda de noise rock que nació en Quito (Ecuador) de la mano de Christian Cónu (guitarrista y voz) y Fernando Cobos (bajista). Empezaron a experimentar mezclando hardcore, punk, metal y noise, y buscando proponer un sonido representativo y diferente al que se estaba gestando en su circuito musical. La experimentación ha sido siempre la base fundamental en la producción de los discos del grupo, que se completa con Ricardo Esparza (batería) y Daniel Cisneros (cantante).

El grupo se expresa así: «Creemos en la libertad artística y buscamos proponer canciones que tengan un sonido distinto a lo que normalmente suena en la radio. Siempre experimentamos con los contrastes sonoros y la intensidad de la música».

Aunque parezca una contradicción, los músicos declaran: “En los mensajes de nuestras canciones no existe una agenda política o ideológica, sin embargo, en las letras hay una constante crítica social en donde se habla de política, religión, familia y otros temas cotidianos”.

En el EP, sexto trabajo de la carrera de Infiltro, encontrarás temas rápidos y agresivos, pero también canciones más alternativas y suaves. Por cierto, no busques “Disforia” en el diccionario de la RAE, no la encontrarás, pero ya te aclaramos que es el opuesto etimológico de la ‘euforia’ y que ya se utiliza usualmente cuando se trata de temas sobre identidad de sexo.

“Toby” fue el sencillo de adelanto de este nuevo redondo, una canción que nació como tributo a un perro que vive en el barrio en donde la banda ecuatoriana ensaya. La canción habla de cómo los animales ven a los humanos y qué piensan sobre la sociedad en la que viven. Es una crítica al orgullo que siente el ser humano al sentirse por encima de otros seres vivos.

Estos músicos ecuatorianos también dicen: «Nuestro trabajo refleja una escena under, no sólo de nuestro país sino también de muchos subgéneros del rock que, por lo general, quedan desapercibidos por no ser muy comerciales».