‘Los otros Mägo’, los que se fueron marchando de Mägo de Oz, es decir, Carlitos, Frank, Salva y José Andrea, llegaron a México como Kabrones y no podíamos perdernos su presentación en la capital de la República. Los seguidores tuvieron que esperar pacientemente en la puerta porque el concierto se retrasó. Los componentes de LosMejoresRock.com damos las gracias a Óscar de Triskell Management por ahorrarnos la espera en la calle, lo que facilitó que pudiésemos ver incluso parte de la prueba de sonido y poder charlar sobre la buena cerveza con los del bar del recinto, donde además me llevé la sorpresa de que dos mexicanos, confesos seguidores de esta página web, vinieron a saludarme con efusividad y emoción. Un abrazo, amigos.

La sala, el Circo Volador, se llenó hasta la bandera este viernes, las entradas se agotaron. El sábado se programó una segunda actuación en este mismo lugar, y eso que el domingo el grupo tocaba en Tlalnepantla, una población adyacente a la gran urbe, en el Estado de México. Para que los españoles me entiendan, sería como tocar dos jornadas en Madrid capital y, a la siguiente, en Fuenlabrada. Comenzando con las anécdotas, Ángeles del Infierno tocaba muy cerca a la vez el domingo referido y ese fue el concierto y camerino que escogimos esa noche. ¡Lo mejor es que, después, coincidimos con los de un grupo y otro en el mismo hotel! Se pudo haber liado parda, pero con la edad nos hemos hecho responsables.


Al concierto: Satania y El santo grial fueron las primeras interpretadas y aquello sonaba como un cañón, aunque algo saturado el sonido por estar demasiado alto el volumen en general. Lo que no importó y nos gustó fue que las guitarras de Frank y Carlitos tuvieran mucho más protagonismo que en los Mägo de antes. Con El Lago llegó un momento especial para el que firma, es posible que sea mi favorita de toda la carrera del grupo. Luego sonaron El pacto, El que quiera entender que entienda, El cantar de la luna oscura, además de Y ahora voy a salir (Ranxeira). Todos clásicos, lógicamente. La voz de José Andrea estaba en buena forma, aunque –como ya hemos comentado- no era necesario tanto volumen, a nuestro entender.


Antes habíamos tenido una de las sorpresas de la noche que testimonia el buen rollo que hay entre Käbrones y sus fieles mexicanos: ¡vivimos en directo, sobre el escenario, una petición de matrimonio!, la de Osmar y Carla. Tras ella, a lo castizo, un “la has cagao” de Jose hizo reír a todos.


El cantante se tomó un descanso mientras sonaba un popurrí instrumental con Noche toledana, Zardas y Sueños diabólicos, al que siguieron Pensando en ti, Hasta que el cuerpo aguante, Gaia y Réquiem.


La conexión entre los músicos es estupenda y la batería de Joaquín Arellano “el Niño” no falla. Recordemos la experiencia de este hombre a las baquetas, que estuvo en Barón Rojo siendo eso, casi un niño, y que en su momento sustituyó a Txus en Mago de Oz cuando éste no podía cumplir con algunas citas en directo, aparte de otras cosas que se rumorean por ahí en las que no entraremos. Tras el concierto, en el camerino, nos mostró su sonrisa por la labor bien hecha, al igual que con extrema sinceridad nos confesó que en el anterior bolo las cosas no le habían salido como él quisiera. Por cierto, echad un vistazo en su Facebook personal al diario que está escribiendo de sus experiencias en este viaje al país mexicano. Para aportar más datos de su currículo, cerveza en mano (bueno, él no) y entre risas, ambos nos acordamos de la divertida anécdota de la sala Canciller de Madrid cuando le lancé una diminuta camiseta de Los+Mejores mientras tocaba con Saratoga. Con esfuerzo… ¡pero se la puso! Regresando a lo que sucedió en este evento, cuando ‘el Niño’ fue presentado por Andrea, el público coreó al unísono: “¡Que chingue a su madre Txus!” El que quiera entender…

A Salva le habíamos perdido la pista tras su salida del grupo madre, por lo que nos alegró el reencuentro; se le ve feliz, integrado y disfrutaba como el que más en los muchos bailes acompasados que los músicos realizan a lo largo del show. Y para bailes y saltos, los asistentes de la pista y también los que estaban en la parte alta, en unas butacas que no sirvieron desde las primeras notas del tema inicial. ¡Qué pasión y qué derroche mostraron los mexicanos capitalinos! Merecen figurar en esta crónica, por supuesto, el resto de músicos que también demostraron una destacada labor: Santiago Vokram al violín, Edu Ortiz con los teclados y Arturo King Lemur –flauta en las partes que la requieren-. Recordemos que los dos primeros son compañeros en Runa Llena de Frank, Carlitos y Joaquín.

Las tres de la tanda final fueron: Réquiem, Jesús de Chamberí (otro gran momento para cerrar los ojos y viajar en el tiempo) y Finisterra. Los Kabrones no se hicieron esperar mucho para los bises y ahí cayeron Astaroth, Molinos de viento y Fiesta pagana entre mucho confeti. Pues eso, fiesta pagana, loca, mexicana, devoción casi religiosa o lo que queramos añadir en este tramo final en el Circo Volador.

Ya sólo queda resaltar otras anécdotas que bien hablan del buen corazón de estos músicos. Frank, amigo desde casi nuestra adolescencia, nos recibió con el mismo cariño que siempre en el camerino. Vimos como allí también estaban invitados unos hermanos que se habían presentado en su hotel contando que eran españoles y habían viajado para verlos. Carlitos estuvo antes y después del concierto, sobre el escenario y tras bambalinas, siempre atento y junto a sus alumnos mexicanos de guitarra en línea… Algo más hubo que me callo o he olvidado, pero todo bueno.

Al final me ha salido mitad crónica, mitad lo que era “El diario de Jon”. En fin, espero que lo hayáis disfrutado.

Jon Marin

Fotos y vídeos: Cihuatl Zúñiga