Qué bien elegida estuvo la fecha del sábado de Carnaval para celebrar un concierto de Manifa en Madrid. Y qué lejos quedan los tiempos en que maquillajes y disfraces estaban proscritos en el universo del Punk-Rock. Nunca agradeceremos lo suficiente a Los Muertos de Cristo que rompieran la baraja de la normatividad e hicieran que  la música crítica con el sistema avanzara cinco casillas en materia de diversión y relajo. Por eso, nuestros parabienes para la variedad que apreciamos de atuendos, máscaras, complementos y esas narices de payaso que el quinteto había prometido regalar a cualquiera no viniera ataviado de casa.

Tras la intro con la narración de ‘Sic Semper tyrannis’ y al grito de “Buenas noches, Vallekas” -aunque proclamado desde el centro de la capital-, los autodenominados como “La Polla Records de AliExpress” convirtieron el Independance Live en una fiesta continua de comunión absoluta con la nutrida audiencia que se acercó a la sala. Cuidado, cuidado, que a Lendakaris Muertos les ha salido una seria competencia en el terreno de la inmediatez musical y la sátira permanente hacia todo lo que se mueve.

Esa noche la cosa iba de presentar “Asesinos”, un nuevo disco del que en los últimos meses han ido avanzando temas como el homónimo del título, “El último bufón”, “Siempre nos quedará París”, “Con el gulag se vivía mejor” y la televisiva “Lo que necesitas es amor”, un guiño burlesco a la (in)cultura televisiva que remata la sintonía que Manifa utiliza para la despedida final y la foto de familia: “Qué apostamos”, el programa de TVE.

Su vocalista Mena cruza de un lado al otro del escenario y no para quieto ni en las parrafadas entre canción y canción. A su lado la banda acelera el pulso hasta convertir el concierto en una mezcla de la atracción de los coches de coche y una montaña rusa en la que no hay parones ni descansos. “No más heavys calvos” fue lo más ligero que nos dijeron a los veteranos presentes en tan rompedora sesión de humor, autocrítica y Kalashnikov a discreción. Hubo dardos hacia tantos objetivos que vamos a elegir tres al azar: la ultraderecha, Carrero Blanco, el fútbol-negocio, Pantera… ¡e incluso La Raíz! (aunque sólo a cuenta de su cacareado regreso).

Como curiosidad, un alto cargo madrileño de Unidas Podemos disfrutó en primera fila de los explícitos mensajes de Manifa contra la clase política y el sindicalismo de “mariskadas”, con atrezzo específico de tan socorrido manjar. No fue el único contraste chocante de la velada, ya que durante la interpretación de un par de temas vivimos unos perturbadores momentos “Manowar” con presencia de varias chicas en modo “fiesta de cumpleaños” y una invasión femenina del escenario que derivó en interrupciones accidentales del sonido.

Así es el público de estos punkies de la vizcaína Portugalete, tan proclive como su cantante a bajarse los pantalones y obsequiarnos con “calvos” de todo pelaje, y nunca mejor dicho. Y no, este año Manifa tampoco tocan en Villarrobledo… ni falta que les hace. “Dios salve al Viña Rock” les tiene vetadísimos de por vida y más ahora que la cita manchega y festivalera ha pasado a manos de una empresa cuyo único beneficio es sacarle rédito a la ¿revolución? Ah, no, que eso también pasaba antes…

Leo Cebrián Sanz