El pasado sábado 31 de diciembre tuvo lugar en Madrid la segunda Quedada Rockanrolera, una convocatoria pública para que quien quisiera se llevara una dedicatoria manuscrita de Enrique Padial. Este arquitecto y apasionado por la música ha escrito un libro que cuenta con sumo detalle y pasión todo lo acontecido en torno a una máxima muy clarificadora: “Somos Rockers… una mirada al Madrid de los 80s”. El evento tuvo lugar en el Bar Bau -justo al lado de la sala de conciertos Rockville- y contó con el apoyo de Montana, el infatigable cantante y guitarrista, que presentaba y firmaba a los presentes su vinilo “Canciones en Cuarentena”.

La cita reunió a unos cuantos veteranos de la escena Rocker en la capital y su Comunidad, que festejaron que por fin alguien haya plasmado su historia de forma fidedigna y fiable. Este generoso trabajo de más de 600 páginas se suma así a la bibliografía ya conocida sobre el Rock and Roll más puro en su adaptación a las particularidades españolas: “Rockers… Desterrados de la Movida” -de Lauren Jordan- (Editorial Milenio, 2009) y “Cerveza, chicas y Rockabilly. Historia del Rock ‘n’ Roll en España” -de Jesús Martínez Sánchez- (Quarentena Ediciones, 2011). Dado que la distribución de «Somos Rockers…» no es la habitual del circuito comercial, existe un e-mail de contacto para facilitar los pedidos: libro.somosrockers@gmail.com.

La estructura de este voluminoso ensayo es la clásica de un estudio cronológico y temático. Se inicia con la justificación de la fotografía elegida para la portada, cuyo autor es de Alberto García Álix, el Rocker más conocido en el mundo del arte a escala nacional. Tras las preceptivas dedicatorias y agradecimientos, nos situamos en la capital un verano de 1982, momento en que Padial pone en contexto al lector o lectora respecto a la coyuntura de cambio histórico que se vivía en el país.

A partir de esa transición de décadas surgen las películas que ponen de moda la estética y sonido de los años 50 -como ‘Grease’, ‘The Wanderers’ o ‘American Graffiti’- y la revelación de una música que había perdido a su icónico Elvis Presley cinco años atrás. Los recuerdos personales del autor comienzan a mezclarse con unas experiencias tan apasionadamente relatadas que parecen transmitidas en tiempo real, como si hubieran ocurrido ayer mismo.

Enrique escribe sorprendentemente bien y, por increíble que parezca en este tipo de libros autoeditados y producto del esfuerzo personal…, ¡¡puntúa de maravilla!! Todos los datos parecen contrastados hasta la obsesión documental y hay auténticas joyas en el aparato gráfico, como la foto del autobús que condujo a un grupo de militantes rockers a Prado del Rey para ver a Los Rebeldes actuar en el programa “La edad de oro”. Es sólo un ejemplo de las sorprendentes e inéditas imágenes que pueblan este catálogo de personajes urbanos tan poco reflejados en la fotografía oficial -a excepción hecha, como siempre, del gran Miguel Trillo-.

A partir del sexto capítulo la cosa se pone caliente -“El Rocker made in Madrid”-. Cuanto más local es la historia o anécdota, más interesante resulta la aventura generacional. Llegan los conciertos en directo y la presencia en la calle, tan importante para la identidad juvenil del momento. Los músicos del Foro hacen sus propias bandas de Rock and Roll primitivo y se viven años de euforia. Todo es excitante y frenético, con locales específicos como el King Creole, tiendas de discos de confianza, pandillas que son tu verdadera familia, la dura rivalidad con los mods y ese punto y aparte que supuso la muerte en 1985 de Demetrio Lefler. Nunca hemos leído un relato tan fiel y ajustado a la realidad de lo que pasó a las puertas del Rock-Ola.

El epílogo da paso a una recuerdo ‘In Memoriam’ de quienes ya no están entre nosotros y una curiosa bibliografía que en realidad consiste en una galería fotográfica de afines y colaboradores, tan auténticos como su propia pervivencia como custodios del legado Rocker. Olé por ellos, como bravo por quienes permanecen fieles a una cultura juvenil, sea la que sea.

Por todo esto y mucho, más, “Somos Rockers” es desde ya el libro del año 2023. Me ha bastado un repaso visual por sus páginas para percibir la sinceridad del empeño y verosimilitud de lo narrado. Nos encontramos ante uno de los mejores relatos de aquella época en el Foro, una catarata impresionante de escenas y escenarios poco o nada conocidos, con cientos de nombres propios y una identificación tan precisa de ellos que enamora y desarma de cualquier sospecha. Ahora que tanto se lleva escribir con ligereza e irresponsabilidad del “Madrid salvaje” que alguno de sus relatores ni conocieron, bienvenido a lo testimonial y directo de este “me quito el sombrero ante Enrique Padial».

Leo Cebrián Sanz