El trabajo de campo que el próximo documental “500 pesetas con pelotazo” está realizando sobre las “Salas de Rock en el Madrid de los 70, 80 y 90” está suponiendo todo un descubrimiento de la escena rockera de pubs “modernos” que existía en pleno franquismo. Uno de los locales que el promotor Javier García-Pelayo cita en uno de las entrevistas efectuadas es este Stone’s situado en la calle Villalar, número 8, entre las calles Recoletos y Salustiano Olozaga, justo detrás de la céntrica Puerta de Alcalá.

El segundo fragmento de este montaje especial incluye más de cuatro minutos de la película «Hay que educar a papá», una de esos típicos largometrajes del actor Paco Martínez Soria en los que ha de salir a buscar a sus hijos e hijas en los antros de perdición que sus díscolos vástagos frecuentan en el Madrid ye-yé. La misión del patriarca suele ser conocer en qué ambiente se mueve la chavalería del momento o bien directamente “rescatar” a sus retoños de las garras del vicio y la molicie.

Esta vez es su retoño varón, personaje interpretado por José María Guillén, quien se mete de lleno en el peligroso mundo de la contracultura por culpa de un grupo de amigos que el guionista considera poco recomendables. Uno de los líderes de la pandilla, por cierto, es Juan Margallo, actor teatral muy vinculado al barrio de Vallekas por su etapa en el colectivo El Gayo Vallecano. Las hippies que le acompañan -no se lo pierdan, aunque realmente nos resultan irreconocibles-, son las actrices María Kosty y Carmen Cervera; en efecto, la mismísima Baronessa Thyssen.

El largometraje fue dirigido en 1970 por Pedro Lazaga y en él podemos observar como fondo de los diálogos todo aquello que se describía en una referencial guía del ocio nocturno de la capital, escrita por el periodista de la farándula Antonio D. Olano. El texto corresponde a su «Guía Secreta de Madrid» (Al-Borak, 1975):

«Dicen los jovenzuelos que es punto y aparte con respecto a los otros locales. Decorado en madera, estilo muy inglés, amplio y con varias barras. Acuden muchachos, nacionales y extranjeros, vestidos con vaqueros y camisas usadas, saharianas de cuero que adquieren en el Rastro. Llegan cabalgando en esos caballos que relinchan por el tubo de escape “a todo gas”: las motos. Todos se conocen y se divierten en grande. Alguno -¡y líbrenos el Destino de decir que van “fumados”- dan la sensación de que han utilizado la tan llevada y traída “hierba”. Música sicodélica y posiblemente la más avanzada -¿la mejor?- que puede escucharse en Madrid. Como estos chicos no son racistas acogen calurosamente a los muchachos de raza negra. En “Stones” casi ninguno de los clientes es un extraño. Entran y salen como en su propia casa. Muchos de ellos no consumen y sí lo hacen pagan la copa una vez dentro».

La segunda de las producciones cinematográficas que reflejan si quiera por unos segundos este mismo local es la muy desconocida “Las gatas tienen frío”, realizada por Carlos Serrano de Osma en 1969. El montaje de ambos fragmentos comienza con este “visto y no visto” del recorrido de la pareja protagonista por en Madrid más in -o “molón” y moderno, para entendernos-.

Con posterioridad, este mismo espacio dio paso a otros locales de la noche capitalina, como La Boite de Villalar, La Galera, Prive o Griffin’s, de ambiente gay, a partir de mayo de 1982. Hoy día forma parte del hotel AC Hotels Marriott.

Otras citas de la discoteca Stone’s en libros o artículos de prensa:

– Fabiografía. Fabio McNamara y Mario Vaquerizo. Espasa, 2014: «También iba a la Stone’s, pero eso era más de noche y tipo los jueves y viernes (…) Aparte del Ales, también había otras discotecas, como la Stone’s, que era lo que hoy es Alegoría, cerca de la Puerta de Alcalá, en la calle Villanueva. Allí iban los americanos de la base de Torrejón y todo el mundo se mezclaba con un musicón increíble. El escándalo era total».

– Los Cuadernos de Arte. Madrid Underground 1963-1973. Mariano Antolín Rato: “Otro local divertido durante algún tiempo, fue el «Stones», de la calle Villalar. A algunos amigos les daban copas gratis para que acudieran y, con su aspecto, proporcionaran ambiente moderno al local”.

Leo Cebrián Sanz