Aprovechando la primera actuación en la capital -CDMX- del grupo mexicano Todos Los Muertos, el pasado fin de semana, lo presentamos a nuestros lectores:
Todos Los Muertos es un cuarteto que dice nacer “dentro de una crisis mundial”. Juan Cabezas (cantante), Choper (guitarrista), Pepe Galván (bajista) y Maw Villalón (batería), militan en otras bandas pero aquí quieren hacer una música diferente. Desde el Metal, el más fuerte, incursionan en el Hip Hop, Crust Punk y Hardcore. Su primer disco es “Nación suicida” y es un referente de la realidad de México.
Los temas tratados en sus canciones son de interés social, escupen lo que pasa -todo lo malo, por desgracia- día a día y creen que cualquier hispanoamericano puede sentirse identificado con lo que cuentan. En su presentación de la página de Facebook no pueden ser más claros y rotundos: “Somos los supervivientes de un país bañado en sangre, somos Todos Los Muertos”.
El primer sencillo de “Nación suicida” es “Tanto poder”. En el disco han colaborado Juan Brujo (Brujería), Jorge Kotardo (Kotardo, ex Sekta Core) y Aníbal Reséndiz (Caelaluz, La Flor Del Lingo) y la masterización corrió a cargo del reconocido productor Ted Jensen (Guns N’ Roses, Pantera, Korn…)
La implicación de Todos Los Muertos con las causas sociales es tal que, al abrir su hoja de prensa de quince páginas, descubrirás que sólo cuatro están dedicadas al grupo en sí, su agencia de representación, etc. más un patrocinio que, por cierto, es de una marca de condones (Prudence). Las otras once, colocadas además previamente, intentan concienciarte de temas espinosos y reales como los feminicidios, homicidios, la pandemia, los periodistas asesinados, los niños con cáncer -cuyos tratamientos no está cubriendo el Gobierno de la República-, los desaparecidos, el aborto libre, el eterno problema de y con los narcos… Así es la vida real en México.
Cerremos el artículo dando la palabra a los músicos:
“Un movimiento por la vida.- Todos Los Muertos está proponiendo una iniciativa para decirle ‘No a la normalización de las políticas de muerte’. Como sociedad, hemos caído en una indiferencia hacia la muerte, y vemos como parte de nuestro día a día el crimen, los feminicidios, las masacres, el asesinato de activistas, defensores de los derechos humanos y periodistas, las campañas de erradicación sistemática de los pueblos originarios, los secuestros, la desigualdad, los crímenes de odio contra la comunidad LGBTI+, los fallecidos por la pandemia, etc., algo que no podemos seguir permitiendo, porque esa pasividad es la que nos ha llevado al desastre que estamos viviendo, y tarde o temprano, seremos víctimas de nuestra propia apatía, condenados a convertirnos en una cifra fría más en una carpeta cubierta de polvo. Esto es un llamado a no olvidar, por todas y todos aquellas y aquellos que hoy no están y que con su lucha nos unen en una indignación, en un mismo grito por la libertad y la vida.”