Tras los tres artículos previos dedicados a la parte exclusivamente musical, llega la entrega final con la descripción de todo lo relativo a la planificación del festival.  Desde la admiración sincera hacia el trabajo que desarrollan Rosana Baeza y su equipo de colaboradores, queremos sumarnos al asentamiento y mejora del Hell Rock Fest con una serie de consideraciones, siempre en positivo.

Para empezar, hay que ponerle un «10» absoluto a la logística del espacio habilitado por el evento, que no hemos visto jamás en ninguna convocatoria de estas características de cuantas se celebran en España. El recinto está perfectamente organizado y tiene casi las trazas de un evento ferial, entendido éste como la disposición de distintos stands según las necesidades y entidades presentes.

En este caso las empresas o asociaciones son los propios grupos, que cuentan con su espacio reservado para el contacto con los fans y la venta de material (CDs, camisetas, etc.) o incluso su carpa individual, como fue el caso de Soul Dealer o Indomables. Dudo que ningún otro promotor trate así de bien a las bandas participantes… o algunas de las organizaciones benéficas o pequeños negocios de artesanía que también disfrutaron de este favor de privilegio.

El resto de los servicios propios de un festival se articula en casetas fijas, todas ellas de obra. La inversión económica debe haber sido importante, por lo que hay que apoyar al Hell Rock Fest para que pueda amortizar semejante despliegue. La adquisición de tickets tenía su sitio reservado, como también lo tenía una amplia barra de bebida y comida -aun cuando ésta no se pudiera aprovechar en condiciones por una severa incidencia que comentaremos más adelante-.

Fuera del gran patio en el que tuvo lugar el festival se encontraban el aparcamiento y la zona de camping. Hubo poca gente que recurrió a la acampada, pero al encontrarse tan cerca de la entrada uno podía seguir los conciertos prácticamente desde las propias tiendas. Más cerca aún del acceso se ubicaba el aparcamiento, al punto de poder acercarse a los coches para descansar y coger algo de calor cuando la noche refrescaba. Algo así como un drive-in festivalero, que algunos aprovecharon para beber y nutrirse por cuenta propia.

Y es que lo mismo que el Hell Rock es especial y único para algunas cosas, también en esta ocasión lo fue para lo sucedido con el asunto de la restauración. Entendemos que la caja que se obtiene con la barra es el añadido que hace rentables a los festivales, por lo que resulta incomprensible que mediada la noche… ¡¡se agotara la cerveza!! -aunque luego volvió el suministro- o que el suministro de comidas fuera tan lento y a la postre casi artesanal. Dejar sin cena a decenas de personas es un error que no recomendamos a ningún promotor. El personal se pone «de mala uva» o nervioso y termina quedándose con que lo que comió fue «calimocho»…, porque no había otra cosa.

Fue el único error grave de una organización por lo demás inmaculada. Aún se nos humedecen los ojos de la emoción cuando recordamos que los baños no eran portátiles, sino fijos. Fue un privilegio no tener que entrar a los urinarios como lo solemos hacer en el resto de festivales, tapándonos la nariz con la camiseta para no sucumbir a los olores y la suciedad. Maldita sea, ¡había hasta jabón de manos, reposición de papel, cubo para no que no termine en el suelo y limpieza periódica de las instalaciones! No hay icono de WhatsApp que pueda describir nuestra satisfacción al respecto…

Ya en lo relativo a los horarios, la puntualidad fue razonablemente respetada. Los minutos de retraso se acumularon, pero lo consideramos algo inevitable con la cantidad tan elevada de formaciones que configuraron el cartel. Comenzar a las tres de la tarde y programar tantos conciertos resulta muy discutible. De hecho, casi todos los festivales que lo hacían han optado por atrasar su comienzo a la media tarde y facilitar así el contacto entre público y artistas. Antes de la actuación de Azrael se produjo un apagón que afectó a todas las dotaciones, pero por fortuna el segundo generador no impidió que continuara la música desde el escenario.

El sonido y despliegue de luces y efectos se puede calificar de impecable, ni más ni menos. Tal fue así que varios asistentes comentaron intrigados la abundancia de efectos vocales o bases pregrabadas que parecían acompañar la música de Lordi. Desconocemos si realmente fue así, pero lo que es seguro es que sólo con técnicos capaces y equipos de primera línea se puede apreciar una buena reverberación. Y algo muy importante, todas las bandas se batieron el cobre en igualdad de condiciones. Increíble, pero cierto. En Hell Rock no se margina a los pequeños ni se ponen alfombras rojas a los grandes. Bravo.

Por último, no seríamos objetivos si no hiciéramos mención a la escasa asistencia de público. En este punto queremos aportar algunas ideas, como por ejemplo la organización de un autobús directo desde Madrid o una mejor señalización de la ruta de entrada. Pese a su cercanía, en la capital no vimos ni un cartel del Hell Rock Fest y de hecho tampoco nos cruzamos con una sola cara de las que solemos ver en similares citas musicales en el Foro.

Tampoco hubo apenas prensa especializada ni acudieron los habituales (y consentidos) medios «oficiales» del Metal -que pudiéramos constatar, únicamente hicimos nuestro trabajo Los MejoresRock.com, Metal Korner y Radio Rockefort-, una desidia que prácticamente roza la afrenta hacia la organización del evento. Vamos a mordernos la lengua de lo que pensamos al respecto, que luego nos cruzamos con los compañeros y estas cosas no lucen…

Desde esta web queremos agradecer la generosidad y atención demostradas por Rosana y compañía hacia el equipo de redactores que nos desplazamos hasta Retuerta del Bullaque. El año que viene volveremos a la cita manchega, de eso no cabe duda. Nosotros… y todos lo que faltaron por desidia o desconocimiento. See you in 2018, Hell Rock Fest!

Leo Cebrián Sanz

Fotos: Pedro Doblado Ruedas (Radio Rockefort, www.radionomy.com/es/radio/radio-rockefort). Las imágenes corresponden en orden de aparición a los conciertos de Rosenthal Effect, Soul Dealer, Prima Nocte, Wicked Inc. y Overtures.