La banda madrileña Knell Odyssey fue una de las primeras de una nueva generación en abrir camino para la rehabilitación del Heavy Metal en España. Comenzaron a funcionar a mediados de la década “maldita”, en 1994, pero lo hicieron bajo el nombre de Knell. Sus impulsores fueron el guitarrista Ricardo Moreno y el bajista J.A. Clemente, quienes en compañía del cantante Alberto Antúnez y el batería Cris Pérez registraron un año después una maqueta titulada ‘Gates Of Reality’. En esta grabación colaboraron músicos de sus contemporáneos Thrasfusión y el vocalista Pacho Brea, posteriormente en Ankhara.

La alineación estable de Knell Odissey se configuró finalmente con la entrada de Juan Antonio M. Sepúlveda (guitarras), Juan Pablo Mingo (bajista) y Rafael Díaz (batería, actualmente en Barón Rojo y que tras su paso por la banda que nos ocupa recaló en Sabatán, Easy Rider, Neomenia e incluso el segundo álbum de Armando Rock). Antúnez y Moreno continuaron como compositores de la banda, y todos juntos grabaron su único disco, ‘Sailing To Nowhere’, publicado en 1997.

Junto con Easy Rider, el quinteto formó parte del cambio de testigo en el Metal madrileño, que a partir de ese momento fue mucho más veloz e internacional. Interpretaban en inglés y hacían suyos los postulados del Metal alemán nacido del gran tótem Helloween. Llegaron a participar en la heroica gira “Duro con el 98”, junto a nuevos y viejos valores como Ankhara, Avalanch, Muro, Saratoga y Obús.

Tuvieron la peor de las suertes, ya que no tardaron mucho en aparecer los problemas en el seno de la formación y la separación se hizo inevitable. Al menos su disco queda para la historia como una piedra de toque para todo lo que vendría después.

Leo Cebrián Sanz