Juanjo Castro es el director y productor de «#Me Gusta Malasaña», un documental completamente autogestionado e independiente, que retrata este barrio de Madrid mediante una treintena de entrevistas a algunos de sus vecinos. Este reportaje de autor cuenta con un único colaborador de firma, que es el músico Jose Camacho. Él pone la melodía a este recorrido por el pasado, presente y futuro de la zona también conocida como Maravillas. A lo largo de 77 minutos, el castizo homenaje otorga mimo y dignidad a una de los corazones sociales de la ciudad.

Vecinos, comerciantes y visitantes asiduos glosan lo que les gusta o no de Malasaña, discutiendo en grupo o reflexionando de forma individual sobre el peligro de la gentrificacion en el entorno de la plaza Dos de Mayo. La realización del documental tiene un indiscutible acabado profesional y además consigue transmitir el amor por el barrio. Retrata las calles de esta parte del distrito Centro con una belleza que cuesta encontrar a la caída de la noche, cuando cientos de personas invaden sus calles. Incluso la sobreabundancia de grafittis y pintadas parece encontrar su lugar a la luz del día.

Varios de los invitados a dar su testimonio relatan el origen y la historia de Malasaña. Lo hacen con mucha claridad y concreción, permitiendo al espectador hacerse una idea de la naturaleza bohemia de este otro casco histórico de la ciudad de Madrid. Siempre se ha relacionado a Malasaña con la efervescencia artística de la Movida madrileña, y de hecho se hacen varias referencias a aquellos años de mediados y finales de los 80.

Uno de los encargados de recordar el movimiento sociocultural que puso a Madrid en el mapa internacional de la agitación creativa es Luis Martín, cantante y líder del grupo Lobos Negros. Él también será protagonista de la segunda parte de #MeGustaMalasaña», que se titulará «#MeGustaMalasaña, la noche de Malasaña en los 80». El nombre del mítico bar rocker ‘King Creole’ es uno de los que desfilarán por este nuevo «docu», en el que se repasarán los locales musicales más relevantes de la década, como El Penta, la Vía Lactea, el Agapo o El Cutre Inglés.

Sólo hemos echado de menos una referencia más directa a la escena rockera del Malasaña de los años 90. Aquella segunda oleada de vecinos inquietos y trasnochadores dio mucho de sí y no merece ser olvidada. De hecho, todo aquel colectivo fue retratado a la perfección -aunque de manera indirecta-, en dos revistas visuales que se comercializaron en VHS: ‘Twang City’. En ellas figuran algunos de los personajes carismáticos del momento, mientras suenan sus grupos favoritos y entre pieza y pieza se incluyen minirreportajes publicitarios de los bares patrocinadores. Es una carta ganadora que no debería faltar en esa semblanza del ocio nocturno y cultural que se está preparando…

Leo Cebrián Sanz