Esta noche tocaban gratis Los Porretas en las fiestas de su distrito Hortaleza, así que nada mejor para celebrar este eterno regreso al barrio de sus amores con la reseña de su último disco: «Clásicos II», publicado este mismo año por el sello Rock Estatal Records. La continuación de aquel disco del mismo título publicado en 2000 por la desaparecida Edel Records es más de lo mismo, con el atractivo añadido de que esta vez han ampliado su arco de estilos hasta casi romper el abanico.
Ese primer trabajo tuvo una notable aceptación entre el público y demostró la facilidad con que el cuarteto podía aventurarse con versiones de prácticamente cualquier estilo afín al Rock. Los grupos tributados en aquella celebrada ocasión fueron Alarma, La Frontera, Siniestro Total, Joaquín Sabina, Moris, Ramoncín, Burning, Tequila, Leño, Obús, Los Suaves, La Polla Records y Desmadre 75.
Un homenaje semejante a la música en castellano no solía ser habitual entonces ni por desgracia lo es aún, por lo que hay que felicitarse de que 17 años después -cómo pasa el tiempo, qué vértigo-, Los Porretas hayan reincidido en sus traviesas andanzas en el mundo de las versiones. La fiesta estaba muy apagada hasta que volvieron al estudio y empezó a entrar gente que no estaba invitada. Cosas de dejarse la puerta abierta…
Para la ocasión que nos ocupa se han liado la manta a la cabeza con una selección peculiar y realmente atípica, como corresponde a la siguiente lista de artistas y formaciones: Dúo Dinámico, Miguel Ríos, Nino Bravo, Julio Iglesias («Y lo sabes», proclaman al final de «Soy un truhán, soy un señor»), José Luis Perales, Asfalto, Loquillo, Gabinete Caligari, El Último de la Fila, Jarcha, Raimundo Amador -con gemidos añadidos en «Ay qué gustito pa mis orejas»- y una última broma instrumental titulada «La del Benny Hill» -Benny Hill fue un cómico británico cuya serie televisiva de gags humorísticos tuvo mucho éxito en España a comienzos de los años 80, y cuyo tema central se basa en una pieza titulada ‘Yakety sax’.
Algunos amigos les han animado a entonarse frente al micrófono, como sus compadres de Boikot (Kosta y Juancar), Nava -de Cableados- y Roci -también melodías en las tres ocasiones que puso su voz-, mientras hacían lo propio con sus instrumentos Elisa Ciprés (trompeta), Socri (guitarra) y Martín «Perrín» Sánchez (piano y teclados).
Mucha gente critica que las adaptaciones que hacen Los Porretas suenan todas igual, pero nosotros añadiríamos que igual… de bien. Tienen una máquina convertidora que transforma lo hortera o manido en puro rock and roll festivo, que transmite alegría y buen rollo a manos llenas… hasta convertirse en catarata de diversión por los costados. Da igual que sea «La chica de ayer» o «El blues del autobús» -con inserto sorpresa de uno de sus propios «clásicos», «Última generación»-. El resorte de la pierna en movimiento se dispara al segundo y medio de empezar a sonar su música, como si de himnos eternos de cuadrillas en fiestas se tratara. Yo los quiero animando mi boda.
Leo Cebrián Sanz