Tras la buena acogida del artículo publicado ayer sobre el audiovisual dedicado a la banda vallisoletana Crom, qué mejor momento que comentar otro de los hallazgos audiovisuales de los últimos años. En este caso el documental se subtitula “Rockasetas” y describe la escena musical vivida durante los años 80 en el zaragozano barrio de Casetas.
Fue subido al canal de YouTube de su autor Ángel Martínez el 2 de abril de 2020 y supimos de su existencia gracias al libro “666 Cuernos de Metal. Sangre de Metal”, del que es autor Ignasi Tarzán de la Fuente. A su vez, él se enteró de su disponibilidad pública por mor de Barranko, un popular coleccionista y vendedor de vinilos barcelonés.
Producciones Siderales fue la marca que apoyó logísticamente este trabajo oficialmente titulado «Movida en la Ribera». Su equipo consiguió algunas imágenes cedidas por RTVE, todo un logro sin demasiados precedentes en el mundo del documental musical español.
El barrio rural de Casetas es la zona de la capital maña -a 14 kilómetros de la ciudad- de la que salió el conocido grupo Pepe Botero, por lo que la presencia de sus músicos y allegados a lo largo de los 38 minutos de este mediometraje es más que relevante. Las imágenes más antiguas de los locales de ensayo de Casetas dan paso a los recuerdos de músicos de formaciones como Tela de Araña o Se Abre la Veda, gente del bar El Pozal o personalidades como su alcalde Roberto Polo, que ejerció el cargo entre 2003 y 2012.
Imágenes inéditas en blanco y negro y color ponen en contexto lo narrado, una historia que comienza en el Horno de la María, donde ensayaban los ya citados Pedro Botero antes incluso de funcionar con esa denominación. El recuerdo de discotecas de la época como Graver lo rememoran sus propios protagonistas, unos recuerdos en los que por supuesto no falta una sonada redada policial por parte de la Guardia Civil.
La importancia de Casetas como referente local de diversión, ocio y cultura en la comarca de Ribera alta del Ebro se basaba por ejemplo en su buena comunicación en autobús con poblaciones cercanas y la existencia de un Instituto de Enseñanza Secundaria en Alagón como epicentro de cierta inquietud de creación juvenil. Esos otros municipios vecinos también son evocados por quienes fueron sus asiduos clientes de bares musicales y pubs con actuaciones.
Anécdotas y personajes orlan el relato. Incluso el que fuera párroco de la localidad interviene en una entrevista de archivo para expresar su opinión los problemas de orden público derivados de un incidente vial con víctimas. Casetas demandaba que saliera el tráfico rodado masivo de su casco urbano y batalló por su derecho ciudadano a la seguridad del entorno urbano. La incidencia de la droga castigó también a Casetas, muchos de cuyos jóvenes murieron por la lacra de la dependencia y el submundo que acompañaba al consumo de heroína, delincuencia incluida.
Casetas continúa librando la batalla de la resistencia cultural y vital: actualmente dispone de su particular Rockoteca, una Escuela de Música y un pabellón para grandes actuaciones. El documental analiza el momento actual de Casetas como activo cultural, en la confianza de que el brillante pasado ilumine a las nuevas generaciones de músicos.
Leo Cebrián Sanz