El guitarrista madrileño Jorge Salán sigue empeñado en acercarse al mundo del Blues. Aprovechando los huecos de sus giras con artistas internaciones del mundo del Hard Rock (Soto, Joe Lynn Turner, Fiona) acaba de editar su segundo trabajo con The Majestic Jaywalkers. Para hablar de este disco y hacer un balance de su carrera nos encontramos con el músico español en las oficinas de su discográfica, Rock Estatal Records.
Texto: Javier del Valle.
Foto: Pedro Bao (Diario de un Rockero).
Háblanos de la géstación de “Graffire”. ¿Cómo has sacado tiempo con una agenda como la tuya?
Durmiendo poco. El año pasado he participado en unos 100 conciertos, más o menos, con Jeff Scott Soto, Joe Lynn Turner y un montón de gente, aparte de todos los que he hecho con mi proyecto. Este disco se empezó a gestar hace un año y medio, más o menos, cuando saqué “Madrid-Texas”. Entonces empecé a componerlo. A grabarlo empecé en diciembre del año pasado, pero a finales de febrero empecé una gira con Soto en Estados Unidos y Europa y aprovechando los huecos que tenía, vine a Madrid a mezclar, grabar el disco y afianzar el proyecto.
¿Necesitas un entorno especial para componer?
Cuando tengo conciertos no me gusta componer mucho. Me gusta más estar centrado en la gira, disfrutarla, no tener estrés. Prefiero separar el proceso de estar en una gira del de estar componiendo. Para componer me gusta más estar tranquilo, en casa. Poder trabajar en el mismo lugar para poder modificar lo que compuse el día anterior y buscar ideas
Graffire es un paso más en tu carrera de “bluesman”
“Madrid – Texas” –su anterior disco- era un comienzo de proyecto donde todo eran versiones y Graffire es la consolidación porque ya hay seis temas inéditos que son composiciones originales, aunque haya también versiones. Los discos de Blues son muy dados a incluir versiones que te lleves a tu terreno. Es una mejora en cuanto a producción; es mi trabajo más personal porque he producido el disco, lo he mezclado y he sido el ingeniero de grabación en todo el álbum, exceptuando las baterías. Al tener mi propio estudio de grabación y tener todo el tiempo del mundo creo que el disco marca la diferencia respecto al resto.
En la nota de prensa que nos entregó Rock Estatal Records decías que hacer un disco es “una tarea de locos”.
Siempre he sido un artista que tiene cosas que expresar. Lo hago por mí mismo, porque necesito hacer discos para sentirme bien. Ahora miro hacia atrás y veo una trayectoria de diez discos y aunque escucho el primer de ellos y lo cambiaría todo, sé que lo hice lo mejor que pude. Mirar atrás y ver que has hecho lo que quieres, que nadie te ha dicho “cambia este estribillo o introduce este tipo de música” es muy gratificante. Grabar un disco conlleva mucho trabajo y cuesta mucho tener repercusión en medios. Al fin y al cabo, la recompensa está en que tengo 34 años y no sé lo que es vivir de otra cosa que no sea la música. Para mí el éxito no es tocar en un estadio ante 20.000 personas. Se trata de pasar por la vida haciendo lo que quieres.
¿Qué repercusión tuvo tu anterior disco “Madrid-Texas” fuera de España?
Muy buena. De hecho el disco anterior salió en todo el mundo a través de una discográfica estadounidense que se llama Hitman Records, que también edita “Graffire” en todo el mundo el 11 de noviembre. Esta compañía distribuye con Universal Music.
Has viajado por todo el mundo para tocar con distintos artistas. ¿Está minusvalorada la carrera de músico en España?
En España hay grandes carencias pero no sólo en la música, también en el teatro, en el cine, en la literatura. Falta mucho interés en todos los ámbitos culturales. Yo me tuve que ir a estudiar fuera, a una universidad como Berkeley para cursar mis estudios y que se me reconociera como una carrera. Aquí, aunque llevo toda mi vida echando ocho horas diarias a la guitarra, todavía siguen preguntándome qué estudio. En América tienen universidades dedicadas a la música y es una profesión tan digna como otra cualquiera.
(Continuará)
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